Los años pasan y con ellos esos seres queridos que se han ido materialmente. Sin embargo, existen herencias que nos han dejado y , en esas cosas simples de la vida, están esas comidas sanas y ricas que se quedaron con nosotros e intentamos imitarlas a lo largo del tiempo, pero que ha sido difícil hacerlas igual que nuestros antepasados.
Por eso, uno de los platos más simples y ricos son las sopitas que hacía la abuela. Era lindo sentir, cuando ella nos esperaba, todo ese perfume a zapallo, choclo, albahaca, o zanahoria que se metía en nuestras narices mientras los fideos de letras, cabello de ángel, o coditos se iban cocinando a fuego lento.
Hoy, una modelo hermosa, que sale en la televisión, nos dice que las nuevas sopas ya vienen preparadas en una cajita de cartón o en un sobrecito especial. Sin embargo, nada tienen que ver esas mezclas pastosas que tanto se alejan a los que preparaba nuestra abuela.
Por ello, hoy les propongo retroceder en el tiempo y quedarnos junto a nuestra abuela para disfrutar de aquella sopita exquisita que nos preparaba antes de ir al colegio.
Preparemos nuestra sopa
Colocamos en una cacerola la mitad de agua y vamos controlando, a medida que ponemos el contenido, por si tenemos que ir agregando más líquido. Introducimos un pedazo de carne, no necesariamente muy grande (equivalente a un churrasco) para que su gusto se funda con las verduras. En mi caso especial, me gusta colocarle arvejas crudas para que se vayan cocinado junto a lo demás. Luego, ponemos uno o dos calditos de carne o verduras. También podemos disponer lo que a ustedes les guste más. Puede ser repollo, papa, un ajito para que le dé mejor sabor y por qué no zapallo y zanahoria. Estos últimos , además de colocarlos en pedazos podemos licuarlos o rallarlos, así la sopa se hace más espesa y apetitosa.
Luego, al cabo de unos veinte minutos, ustedes notarán cómo el perfume de su casa va tornasolando los rincones del hogar. Allí va surgiendo el recuerdo de la sopita de la abuela, entonces cuando noten que casi se ha cocinado, unos cinco minutos al final, le introducen los fideos que más les guste. más tarde, la dejan reposar unos cinco minutos con el fuego apagado y, obviamente , con la tapa de la cacerola encima.
Les aseguro que volverán a revivir aquellos momentos cuando eran niños.
Disfrútenla.