Los estudios muestran que quienes beben descontroladamente durante la secundaria tienen más probabilidades de tener sobrepeso e hipertensión cuando cumplen 24 años. Una cerveza promedio contiene unas 150 calorías, lo que implica sumar muchas calorías si uno se bebe nada menos que cuatro o cinco cervezas en una noche.

La semana anterior, realizamos un informe basado en el alcohol consumido por los adolescentes y nos acercamos hacia el Parque Ferroviario del barrio de Palermo. Allí hallamos innumerables botellas vacías de diferentes bebidas.
En esta oportunidad, Foro de Baires, se desplazó una vez más hacia la Plaza Unidad Latinoamericana (ubicada en Costa Rica y Medrano) donde, de igual modo, registró una cantidad de recipientes vacíos, producto de los encuentros en la madrigada.
Por ello, desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advierten sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol en los jóvenes, entre los que se encuentran borracheras agudas (‘previas’, consumos en atracón) y dañinas, actitudes agresivas, aumento de la probabilidad de sufrir accidentes al conducir, pérdida del control de los impulsos, relaciones sexuales no consensuadas y sin cuidados, relajación de las conductas de prevención de todo tipo y hasta coma etílico con riesgo de muerte.
‘La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la abstinencia completa de alcohol en menores de 18 años y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) adhiere a esa recomendación’, manifestaron especialistas de esta institución. ‘El alcohol es una sustancia depresora que afecta al sistema nervioso central, y el organismo de los menores de 18 años no está lo suficientemente desarrollado como para metabolizarlo, por lo que los afecta más que a los adultos. La enzima que metaboliza el alcohol en el hígado funciona correctamente recién entre los 18 y los 20 años, por lo que las borracheras en los adolescentes son más agudas y más dañinas, ya que su sistema nervioso central aún está en desarrollo’, advirtieron.
“El alcohol se distribuye por el cuerpo y se elimina en un 90% por el hígado y, el resto, por los pulmones, riñón y sudor. Debido a esta difusión por todo el organismo, más allá de los efectos psíquicos -que son los que primero se perciben-, el alcohol actúa también sobre los diferentes órganos del cuerpo. Los daños corporales se producen, por tanto, con el uso continuado de cantidades de alcohol que el organismo tiene dificultades para metabolizar, aunque el consumidor no perciba ningún peligro”, destacó la Dra. Marta Eugenia Braschi, médica pediatra y toxicóloga, miembro del Comité de Adicciones de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Un adolescente varón, de aproximadamente 65 kg, necesita más de ocho horas para eliminar totalmente el alcohol de su organismo. En el caso de una adolescente mujer, con un peso medio de 55 kg, la eliminación total no se produce hasta pasadas las diez horas. El factor de mayor influencia sobre la velocidad de absorción es la cantidad de alimento que se encuentra en el estómago en el momento que el alcohol ingresa a ese órgano.
“El consumo episódico y abusivo de alcohol, entre otras situaciones, puede producir alteración en la maduración cerebral, mayor predisposición a progresar en la adicción, síndrome del ‘corazón postfiesta’ (que se puede manifestar con fibrilación auricular A –paroxística-, extrasístoles auriculares y ventriculares, bloqueos coronarios, y taquicardia sinusal en reposo), pérdida de control de diversas situaciones como las relaciones sexuales sin cuidados y pérdida del estado de conciencia con episodios de ‘black out’”, advirtió la Dra. Braschi. “Además de estas potenciales consecuencias graves en la salud de los menores, estas borracheras dan lugar a otros problemas como accidentes de tránsito, conductas violentas, problemas legales, problemas familiares, con los amigos y de rendimiento escolar, entre otros. Inclusive, en una época que está signada por los cuidados preventivos del contagio del Covid, el alcohol relaja conductas, disminuye barreras de protección y expone a los chicos a situaciones de contagio”, completó la Dra. Morales.
Es importante tener en cuenta estos tips
Ser realistas, si sabemos que van a consumir, sugerirles que:
Si van a tomar, comer algo antes y durante el consumo
El alcohol deshidrata, es importante tomar agua al mismo tiempo. Es menos nocivo si la última
copa es de agua o jugo.
No mezcla diferentes bebidas alcohólicas entre sí, ni alcohol con otras drogas.
No alternar con las llamadas ‘bebidas energéticas’
No compartir vasos ni botellas
Respetar y hacer respetar el protocolo de cuidados establecido (distanciamiento, cantidad de
participantes en reuniones en lugares cerrados, uso del tapabocas).
Cuidarse a sí mismos y a los amigos
Si un amigo está intoxicado, con vómitos, ponerlo en decúbito lateral izquierdo para evitar que
se aspire
Mantener la temperatura corporal. No desnudarlo ni mojarlo. No provocarle el vómito.
Solicitar ayuda y acompañarlo hasta que la ayuda llegue.
Deterioro de la capacidad de juicio
Beber descontroladamente deteriora la capacidad de emitir juicios acertados sobre las cosas; cuando una persona ha bebido demasiado alcohol, tiene más probabilidades de incurrir en riesgos que cuando está sobria. Puede conducir borracho y lesionarse o lesionar a otras personas. De todos modos, la conducción de vehículos no es la única habilidad motora que se deteriora con el consumo excesivo de alcohol. El mero hecho de andar resulta complicado cuando se tiene una intoxicación etílica. En el 2000, prácticamente un tercio de los peatones de 16 años o más que fallecieron en accidentes de tráfico padecía ese tipo de intoxicación.
Las personas borrachas también asumen riesgos que normalmente no asumirían si estuvieran sobrias. Por ejemplo, una persona con una capacidad de juicio limitada puede mantener relaciones sexuales sin protección, exponiéndose a contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS) y a embarazos no deseados.
Para concluir, los jóvenes que tienden a las borracheras de fin de semana pueden constatar que se van distanciando de sus amigos, dentro de sus condiciones negativas. Consumir alcohol puede afectar a la personalidad; por ejemplo, la gente puede volverse taciturna o irascible cuando bebe.
Fuente de investigación. Sociedad Argentina de Pediatría