La Avenida Bullrich y la inmensidad de sus edificios se desplaza majestuosa al contraste (a un costado) del Tren San Martín y la alfombra verde (a su otro lado). Todo es bello allí y daría la impresión que los coches ni molestan ante el hartazgo de la belleza de su anchura, mientras la frescura de las arboles son todo poesía sobre el hormigón de la gran vía. A lo lejos, un mural de Carlitos Gardel, sobre la Avenida Libertador, hace la apertura hacia la planchada que indica la llegada al Rosedal de Palermo.
Su longitud es transitada por miles de bicicletas que hoy gozan sobre la bicisenda de su vereda mientras arriba, el viejo tren azul, se desliza velozmente hacia Retiro o Chacarita. La adornan, desde su comienzo, la posta de materiales reciclables, el Centro Cultural Islámico, el Regimiento de Patricios I, el MetroBus, entre tantos otros.
Se llama Avenida Bullrich, y se desplaza desde la Avenida Santa Fé hasta la Avenida Del Libertador. Es breve pero hermosa de principio a fin.
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