
Por Jorge Truscelli. Una persona feliz se da cuenta que quizás no lo tiene todo, pero tiene lo suficiente. Por eso, en los tiempos de todos los tiempos, siempre fue una premisa saber y valorar lo que uno tiene en más o en menos y no lo que le falta. Esto no significa no ir por más, cumplir metas o evolucionar porque queda demostrado que siempre está la queja permanente, entonces no se hace una mirada periférica para ver el mundo en sus más y en menos.
De este modo, hay que poner prioridades donde la vida nos conduce a mirar como el planeta, y también distintas actitudes nos ubican en cuál es nuestro lugar con conducta para nosotros. Los demás podrán seguir sin creerse superior a nadie y vivir con la humildad de crecer evolucionando cada día.