Tomando un café con el psicólogo clínico Alberto Bermejo nos decía lo siguiente. «Si uno puede recordar en este momento la última vez que se enamoró quizás recuerde la sensación de mariposas en el estómago o un corazón latiendo emocionado… o si recuerda su último enfado importante podría sentir la tensión en sus brazos, en la parte superior de su cuerpo y cierta sensación molesta de calor.»
¿Cómo sentimos las emociones corporalmente?
Cuando un equipo de científicos pidió a unos voluntarios un mapa que informara en qué lugar de su cuerpo sentían diversas emociones encontraron que los resultados eran sorprendentemente coherentes incluso a través de distintas culturas.
Las personas informaron que la felicidad y el amor activó sensaciones en casi todo el cuerpo, mientras la depresión tuvo un efecto significativamente contrario: entumecimiento en brazos piernas y cabeza. El peligro y el temor desencadenaban importantes sensaciones en el área pectoral. Y el enfado fue una de las pocas emociones que activaba sensaciones en los brazos.
Los científicos esperan que el en futuro se pueda definir un mapa corporal de las emociones que ayude a los psicólogos a diagnosticar y tratar los trastornos del estado de ánimo.
En cierto sentido esta idea ha sido durante siglos, pero los científicos aún no se han puesto de acuerdo en los cambios corporales que cada emoción activa.
Esta investigación con 700 voluntarios de Finlandia, Suecia y Taiwan es un buen punto de partida en la investigación de las emociones y su correlato corporal. Incluso se encontraron algunas evidencias sobre la posibilidad de que cambiando nuestro lenguaje corporal, postural o gestual podría alterar nuestra propia mente.
Qué duda cabe que las emociones humanas tienen que ver con como nos relacionamos con el medio, con los demás e incluso con nosotros mismos; informan nuestro estado de ánimo y nos habla de lo que somos y de cómo percibimos el mundo.
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Patricia Núñez Vega