Antes de dar marcha atrás, con la fase de la cuarentena actual, Rodríguez Larreta establecía una pulseada con Alberto Fernández, argumentando que las clases presenciales eran las adecuadas para los niños, en tanto y cuanto se lleve adelante un estricto protocolo. Sobre el tema, hubo recursos de amparo que favorecieron al Jefe de Gobierno porteño.
Sin embargo, en paralelo, las muertes aumentaban y ese latiguillo del protocolo bien llevado, al cual hacía alusión Larreta, se desvanecía ante la realidad de los acontecimientos.
La escuela pública enseña, resiste y sueña
Era obvio que la falta de coherencia ante tal reflexión entregaba a los niños a una muerte segura.
Hoy vemos , como ciertos colegios del barrio de Palermo, se oponían a tal situación. Uno de los ejemplos en cuestión es éste estatal que se sitúa en Cabrera al 4000.
Lo cierto es que, lo que piensan o hacen algunos políticos, por capricho o por la pulseada de llevarla hasta el final para ver quien es más fuerte, no justifica que se exponga a vidas ajenas.
Mostramos a continuación los carteles, que demuestran el fastidio del personal de educación, ante el hecho consumado días atrás, por el Jefe de Gobierno Porteño. Uno de ellos expone este texto: «El retorno de la presencialidad sin vacunación masiva, provocó la segunda ola del Covid. Al 25 de Mayo, sólo se vacunó con una dosis al 19% de la población y con dos dosis al 5,4 %. En cambio, desde el retorno a la presencialidad, los casos en la población total del país, subieron un 256$ mientras que los casos en niñas y niños de entre 6 y 18 años, subieron un 275%.»
Son imágenes de la Ciudad.