Por Ana Leguìsamo Rameau. «La Perla de Once» ya pertenece al historial porteño. En una ciudad donde desaparece el patrimonio dìa a dìa, ya no nos sorprende cuando un sitio icònico, el cual guardò tanta historia peculiar, ha finalizado su ciclo. Lo peor de todo es saber que, una cadena de pizzerìa comùn llamado «La Americana», ha tapado con su puño un mundo de anècdotas y detalles en voces de grandes referentes que ya no estàn.
«La Perla de Once» fue el lugar de encuentro donde aquellos amantes de rock and roll, pudimos disfrutar y estar allì «Tête a Tête», con los referentes de esos que formaron parte de la historia musical argentina y de aquellos que, aùn siguen, surcando su camino de lucha.
Tan sòlo y hace un poco màs de un año atràs, este icònico bar, estuvo bajo la direcciòn de Rodolfo Garcìa (Ex Almendra). Las cosas, en ese momento, funcionaron muy bien mientras artistas notables descollaban con sus manos cada cuerda o tecla en la noche de Buenos Aires y, al finalizar la velada, Garcìa subìa al escenario y tocaba (como pocos) la baterìa para cerrar el show a puro rock o blues. En ese momento de trance para los mùsicos, «La Perla» estallaba a pura algarabìa. Luego, a la partida de Garcìa, el local comenzò a degradarse y a cambiar e estilos musicales.
Sentarse a ver y disfrutar un recital era formar parte de la historia mientras uno se preguntaba «¿Còmo puede ser que estos artistas notables cobren tan barato su show nocturno?» Miràbamos el techo, las paredes, el suelo y, todo tan impecable, con la buena atenciòn de los mozos, se cocinaba en nuestras cabezas mientras la expectativa de prepararse para disfrutar del mejor show iba dando vueltas en la mente. Luego, Garcìa visitaba cada mesa de los que allì estàbamos, y conversaba con nosotros. Nunca faltaba alguien que le llevaba algùn disco para que lo fotografiara. Y si… la ocasiòn hace al ladròn y el espìritu cholulo se hace notar cuando adelante uno comparte un trago con algùn mounstro del local que moviò tantas masas y fue talento y pura pasiòn durante nuestras vidas.
La Balsa» de Tanguito fue compuesta en el baño de la mìtica Perla de Once y èsta con el tiempo fue declarada sitio de Interés Cultural de la ciudad en 1994. Sin embargo, ya ni el cartel queda. Todo habrà ido a parar a la basura.
De ese modo, recordamos que, en la década del 60 «La Perla» se convirtió en la cuna del rock argentino. Comenta la leyenda que en su baño unos jóvenes llamados Litto Nebbia y el recordado “Tanguito” compusieron «La Balsa», piedra fundamental de la canción argentina, que hasta el dìa de hoy muestra su vigencia en las radios del Rock nacional pero se pierde en la esquina de una pizzerìa del barrio de Once.
«Foro de Baires» tuvo la oportunidad de cubrir varias noches imperdibles en este mìtico Cafè. Por ello, fuimos felices al compartir recitales de rock, y no nos olvidamos de esos mùsicos, que han marcado y siguen marcando historia, en el camino del arte. Disfrutamos, por ello, grandes veladas de blues y rock junto a Rodolfo Garcìa ( Ex Almendra), Edelmiro Molinari, Gady Pampillòn, Viviana Scaliza, Cristina Dall, Alambre Gonzàlez, Claudia
Puyò, Tano De Lìo, y muchos otros grandes referentes màs.
Osvaldo (vecino y concurrente del lugar expresa): «La culpa no es de «La Americana» porque ellos hacen su negocio. Le echo en cara toda responsabilidad al Gobierno de la Ciudad por no cuidar un pedazo de patrimonio tan importante como fue esta esquina tan llena de historia.
Si aquellas baldosas que alguna vez pisaron los grandes mùsicos del rock argentino, hoy son sustento de una pizzeria comùn y sin historia, habrà que contar la trayectoria popular de nuestro rock en las estrofas de otras voces, quienes siguen siendo defensoras y juglares del patrimonio artistico que ya no està. Tal vez el fantasma de Tanguito se ocupe de hacer justicia en ese vèrtice de la Comuna 3.
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