Todos quieren probar el Pan dulce de la Abadía. La repostería navideña de las monjas benedictinas de Punta Chica: un verdadero boom en esta temporada. Las normas de San Benito de Nursia, el creador de la orden benedictina -hace de esto quince siglos-, establecen entre otras cosas el lema “Ora et Labora” -el trabajo y la oración- como pilares de la vida monástica. Por eso, las monjas benedictinas de la Abadía de Santa Escolástica, en Punta Chica, se entregan con esmero y dedicación no solamente a la alabanza y oración a Dios, sino también al trabajo en sus formas más variadas para el sostenimiento de su obra y ayudar en silencio a vecinos necesitados.
El pan dulce estrella
El “producto estrella” de Santa Escolástica sigue siendo el “Pan dulce de la Abadía”, cuya receta es un misterio que se pierde en el tiempo, pero quienes lo conocen aseguran que se trata de un producto exquisito y ejemplar. Por los ingredientes empleados -todos ellos de primerísima calidad- y su elaboración enteramente artesanal. A esta originalidad se agrega la textura húmeda y esponjosa debido a la abundancia de frutas.
Historia del Pan Dulce
Existen distintas leyendas sobre el origen del Pan Dulce. Una de ellas dice que el panettone nació una Nochebuena en la corte de Ludovico, el Moro, señor de Milán desde 1494 a 1500. Dicha leyenda cuenta que el Duque celebró la Navidad con una gran cena, llena de deliciosos platos dignos de la riqueza de la corte milanesa.
El postre iba a ser el final de tan lujoso banquete, pero, en el momento de sacarlo del horno, el cocinero se dio cuenta que se había quemado. Todos se preocuparon en la cocina de Ludovico, pero afortunadamente un lavaplatos, llamado Antonio, que había utilizado las sobras de los ingredientes para amasar un pan dulce y llevárselo a su casa, propuso servir su pan como postre. Así lo hicieron.
El postre tuvo tanto éxito que Ludovico preguntó al cocinero quién lo había preparado y cuál era su nombre. El cocinero presentó al joven Antonio, quien confesó que ese postre todavía no tenía nombre. El señor entonces decidió llamarlo “Pan de toni”, que con los siglos se convertiría en Panettone.
A partir de entonces ese Panettone se expandió por el resto de Italia y Europa, llegando hasta América. Distintas son las características que presenta el Pan Dulce según la región donde se fabrica, por ejemplo: Pan Dulce de Venecia, Stollen (pan dulce alemán), etc.
Las abadías de monjas Benedictinas de Italia, por su parte, fueron desarrollando una receta de pan dulce que fue pasando de generación en generación y sobre esa base se elaboran los productos de Santa Escolástica.
Todos los productos de las monjas benedictinas se presentan también en vistosas bolsas navideñas, especialmente preparadas para regalos y que tienen una gran utilidad posterior. Asimismo tienen una amplia y cuidada gama de pesebres, adornos navideños, artesanías religiosas, medallas, tarjetas y estampas, dulces y licores.
Abadía de Santa Escolástica: Martín Rodríguez 547 – Punta Chica – Tel: 4725-2829 y en su local del Pasaje Libertad, en Buenos Aires: Libertad 1240 P.B. local 19.
Danilo Raticelli