La crisis ha llegado para instalarse y perpetuarse en la ciudad. Quienes no cuentan con mucho tacto o experiencia piensan que abrir un negocio en el barrio de Palermo es llenarse hoy los bolsillos, aunque nada es más erróneo que tal pensamiento. El boom de los turistas derrochando dinero a toda costa, ya pertenece al pasado y pensar de ese modo, sería subestimar el accionar de los que recién llegan.
Si un vecino pasea y estudia las cuadras de la Comuna 14, verá que día a día, son varios los comercios que cierran, mientras los bares abren sus puertas a lo largo del día para batallar las ventas con algún que otro café o medialuna. Por otro lado, los alquileres conque deben sustentar los negocios son impresionantes y sólo sirven para mantener el local a la calle y nada más. No hay ganancias, no hay plus que convenza al dueño o inquilino, entonces (una vez más) las puertas quedan cerradas. Luego, se levantan muros para evitar la usurpación de los “okupas” o inmigrantes ilegales que están allí esperando para hacerse de una casa gratis para su buen vivir.
En los últimos tiempos, Palermo se ha transformado (como en todos los barrios) en una suerte de sorpresa para los que apuestan pues, como efecto boomerang, todo lo que se planeó como futuro y plan de trabajo, queda a merced de la mala suerte de los que han proyectado una fuente de trabajo trunca. Sin ir más lejos, unas de las panaderías icónicas del barrio de Palermo, ha sido “La Familia” ubicada en la calle Armenia y Honduras. ¿Quién diría entonces que ese lugar que ha abastecido a miles de vecinos con su rica panificación, hoy ha cerrado sus puertas pues no han podido sustentarse a base de tanta crisis, impuestazos, tarifazos y suba de precios?
Hemos dedicado tiempo atrás, párrafos a bares que también ya no están, tal es el caso del “Café Prólogo”, perteneciente al bello boulevard ubicado en Plaza Cortázar (Borges y Honduras). Lo cierto es que no sólo este bar ya no está sino también aquel contiguo llamado “Utopía”, como así también “Malas Artes”, “El Esquinazo””The Road”, y mucho otros cafés, sin irnos muy lejos de la zona.
Pues para que se sepa que Palermo ya no es esa mina de oro que a tantos alimentó. Hoy es un barrio más, bello y como cualquier otro que sufre la inminente crisis de la pobreza, aunque muchos crean que el barrio hoy se yergue de riquezas y gente millonaria. No, somos muchos los que vivimos en esta bella comuna y padecemos las necesidades de los gobiernos ausentes que lucran a base de impuestazos contra los vecinos que intentamos subsistir.
Ana Leguisamo Rameau
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