De a poco el barrio se va poblando de colores, como antes de la cuarentena. Así se plasma en las calles de Buenos Aires y reluce con su esplendor artístico.
Tal vez, como si el estado de ánimo de los vecinos sintiera la necesidad de gritar «No al encierro» para exclamar, desde lo más hondo, todo el clamor de la alegría que debimos contener tiempo atrás.
Bienvenido sea entonces el arte urbano de sus artistas a la Ciudad.