Nos encontramos en el mes de agosto, resulta increíble con la velocidad que transcurre el año. Los niños como así también adolescentes ya retomaron las clases, algo así como volver a la normalidad de cumplir horarios sumándoles los madrugones más las obligaciones que deben cumplir.
Aun cuando no tenemos pequeños en la casa, contamos con la presencia de adolescentes, quienes le suman a sus tareas laborales, estudios universitarios, terciarios o algún otro estudio, que hace que se cumplan horarios.
Sumándole nuestros compromisos los que no han cesado durante el receso lectivo invernal. Las actividades no concluyen en ningún momento, vivimos una carrera constante, el día resulta breve para todo aquello que debemos realizar.
Luego de dicha introducción a la etapa del año por la que estamos atravesando, pongo un freno encontrándome nuevamente a días de otro acto electoral de gran magnitud para todos. Si bien ya tengo una decisión tomada, no obstante las dudas giran a mí alrededor debido a la ansiedad de saber ya, quién ocupará ese lugar tan esperado.
Es momento que se produzca un cambio, el que nos permita ponerle fin a la vorágine en la que vivimos, si se puede llamar vivir. Que se lleve a cabo la solución a la problemática que nos envuelve, reconocida por la sociedad.
Dado que estamos capacitados para entender como así también opinar sobre los hechos que suceden a diario. Tenemos el derecho de transitar por una vida pacífica dejando de lado tantos sin sabores.
Mercedes Giangrande