Después de tener a su bebé, algunas mamás esperan con ganas el momento de volver al trabajo, mientras que otras viven el fin de su licencia como una pesadilla de la que quieren despertar pronto. ¿Es normal sentir esto? ¿Cómo saber lo que se quiere realmente? ¿Cómo organizarse para volver al trabajo?
Para algunas, es una gran tentación… Salir corriendo, aparecer en el trabajo bañadas, vestidas, sin pantuflas, sin el pijama y con perfume de mujer…
Pensar en nuestro exigente, y nunca conforme jefe, o en aquella colega que suele adueñarse de nuestras ideas, nos resulta una grata compañía, comparado con la hermosa pero solitaria tarea de los primeros meses del bebé. Parece una promesa de esparcimiento, una vuelta a la racionalidad de nuestros pensamientos; más que un trabajo, una vacación. Parece una licencia de la licencia.
Sin embargo, para muchas mujeres, o incluso para aquellas que por momentos piensan que el trabajo es un salvavidas, la vuelta se aparece como una pesadilla ya que a veces la maternidad suele despertar sentimientos que siempre estuvieron dormidos y escondidos.
Si este es tu caso, lo mejor es aprovechar esa oleada interior de dudas y replanteos, tomarse un tiempo y decidir realmente lo mejor para cada uno, ya que seguramente será lo mejor para todos.
Para saber qué es realmente lo que cada mamá quiere es necesario imaginar cómo será estar lejos de su hijo; también imaginarse lejos del trabajo habitual, o imaginarse trabajando y criando al bebé, es decir, tratando de hacer bien ambas cosas.
Es importante darle relevancia a todas las emociones que aparezcan sin minimizarlas. Por el contrario, que se maximicen, porque en definitiva tendrás que atravesar esta nueva etapa junto con tu bebé, que se verá confinado a extrañarte, a esperarte, a aprender a vivir sin tu presencia muchas horas al día.
Todo esto es posible si está sustentado por una buena coherencia en la decisión, por argumentos sólidos. Así evitarás confrontaciones, explicaciones arduas y peleas, ya que seguramente todos opinarán… madre, padre, suegra, hermanos, amigos…
Luego de la tremenda experiencia de ser madre, es esperable estar confundida cuando se avecina una etapa de transición y de cambios. Esta etapa es un trampolín para reorientar esta vida nueva de una manera diferente. Volver a hacer lo mismo y a ser la misma ya no será posible.
Ahora son circunstancias nuevas que generan nuevas conciencias, nuevas necesidades y nuevos sentimientos.
Patricia Núñez Vega