Según la encuesta nacional realizada en febrero pasado por Consultora Delfos, casi 3 de cada 10 adultos con trabajo en nuestro país tienen miedo de perderlo (gráfico arriba). Las formas en las que se distribuye ese temor arrojan varios datos clave: en primer término, es mayor entre las mujeres (30%) que entre los hombres (25%); el clivaje de género es central en la actual coyuntura, dado que la “batalla cultural” del actual gobierno se basa en poner en discusión esa agenda. Así, no resulta sorprendente que ellas perciban mayor riesgo de pérdida de su trabajo en el marco de la política económica que lleva adelante la gestión Milei.
Por segmentos etarios, entre 19 y 65 años el temor a perder el trabajo alcanza 29%, lo cual indica que la coyuntura impacta de manera simétrica en los tres niveles de trabajadores activos. Sólo aparecen matices en cuanto al ns/nc, que puede ser un indicador relativo (“proxy”) de incertidumbre al respecto: alcanza 33% entre menores de 30 años y ronda el 10% en los adultos de 30 a 49 años y de 50 a 65. En cambio, el temor cae entre los mayores de 65 años, dado que allí muchos adultos ya no están en actividad. Por región, el pico de temor a perder el trabajo se registra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), con 38%, 10 puntos porcentuales por encima del promedio nacional. Le sigue el noroeste argentino (NOA) con 35%. En cambio, el temor a perder el empleo baja en Provincia de Buenos Aires (22%) y el noreste argentino (NEA) con 24%, ambos por debajo de la media nacional. Es probable que el pico en CABA tenga relación con el ajuste que lleva adelante el gobierno en el Estado nacional, que en su primer año de gestión redujo unos 51 mil puestos en el sector público.
Dado que la mayoría de los organismos nacionales tiene sede en la Capital Federal, eso puede estar generando un impacto más sensible en esa región.