Por Vinómanos. La nueva gestión a cargo de Pablo Rivero y Guido Tassi (dueño y chef ejecutivo de Parrilla Don Julio) logró la recuperación del local y una propuesta sabrosa que pone en valor los platos de siempre.
Tras cinco meses de obra, las puertas centenarias de El Preferido de Palermo volvieron a abrirse de par en par. No se trata de cualquier apertura: es la recuperación de un ícono porteño, de un bar notable que se fundó en 1952 en la misma manzana donde alguna vez vivió Borges y que se hizo famoso por sus platos de bodegón español.
Ahora con nueva dirección a cargo de Pablo Rivero y Guido Tassi (dueño y chef de Parrilla Don Julio), se respira la excitación de la flamante inauguración: la fachada rosa y los ventanales fileteados en rojo y amarillo siguen intactos y los locales separados que antiguamente eran un bar y un almacén se unieron creando un espacio abierto.
Ya dentro se observa el respetuoso trabajo que hicieron para recuperarlo: se lijaron estanterías (y se llenaron de conservas con verduras de estación), se acondicionaron las mesas, las sillas y uno de los pisos originales. A la estructura primaria se sumaron dos cocinas nuevas; una cava de maduración de embutidos y vinos; un patio no se utilizaba y ahora se puede disfrutar para comer al aire libre. También se compró una vajilla especial con borde rosa, el color de la casa. Y, por supuesto, se diseñó una carta completamente nueva que se inspira en las tradiciones pero que tiene perfumes y sabores de futuro.
El corazón del salón es una barra gigante de mármol con vetas grises y rosas que invita a sentarse y observar de cerca el trabajo en la cocina a la vista a cargo del chef Martín Lukesch.
El Preferido de Palermo abre todos los días de 12 a 19 y en julio esperan ya poder abrir de noche. @elpreferidodepalermo