Las calles de Buenos Aires, desde el comienzo de las vacaciones, permanecen tranquilas y eso no es novedad pero ocurre que Palermo tiene tanto encanto que ofrecer al mundo y a su propia ciudad, que el carisma de su gente y de sus pequeñas particularidades, no pasan desapercibidas en ese singular mundo que guardan rincones seductores para todas las edades.
Sobre todo, en estas tardes y noches de verano, las esquinas de los bares y esos restaurantes con diferentes estilos, se llenan de gente que apuesta a la sonrisa, más allá de la tristeza que hace tiempo nos invade en cuarentena.
Se trata simplemente de ponerle la mejor cara a la vida y si es una comuna que se destaca por el turismo sensacional de sus sitios, bienvenido sean todos los que la caminan.
«En Palermo tenemos todo», dice una vecina que hace años vive en la Comuna «Tenemos bosques, los mejores bares, gente divertida, turismo, medios de transportes, cultura, arte, museo, monumentos, etc. Quien conoce Palermo, no se va más a otro lugar» concluye.