El Domingo 17 de Agosto de 2014 a las 11hs, se recordará en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, en el 164- Aniversario de, la muerte del General José de San Martín, con un Responso frente al Mausoleo del Padre de la Patria. Algunas de las máximas de Don José para su hija Merceditas tinden un merecido recuerdo. San Martín supo ser un padre dedicado con un libre pensamiento de la época. Quizás no así con la joven, Doña Remeditos Escalada de San Martín, con quien tan sólo quince años fue la esposa de un soldado ambicioso de treinta cuatro.
Mucho se ha dicho y continuarán haciéndo ya que los principales actores de la historia de un país no pueden objetar ante tantas evidencias documentos y libros, que los historiadores han puesto en las librerías de su tan amada Patria. Fueron tiempos diferentes y hostiles. Las ideas que el padre de Merceditas cultivó en ella, muchos hoy en día las desconocen, y no están para nada equivocadas, muy por el contrario
Respeto, cariño, dar sin recibir, y sobre todo algo muy importante para un niño, que algún día será adulto: No mentir, querer a su patria y mucho más.
No estaba equivocado Don José; así me gusta llamarlo, imaginándolo sobre su caballo, desafiando la Cordillera de los Andes, y quizás pensando:-“Yo puedo, lo lograré.”
Y vaya que lo logró. Aventura que hombre alguno no ha podido igualar, con tantas privaciones, enfermedades y tropiezos que tan solo un hombre con tal sentido de la responsabilidad llevó a cabo.
Quizás también el orgullo de un soldado de bien.Qué hubiera sucedido de esta América-si Don José, se quedaba en su quinta, tomando mate y aumentando sus bienes? Pregunta que no tendrá respuesta jamás.
La imaginación es tan maravillosa como para poder comprender a ese hombre que se negó a regresar a su Patria para no luchar contra sus Hermanos y Compatriotas!
El también fue un lírico y romántico hombre, viendo por primera vez a la joven Remedios comentó: “Esa mujer me ha mirado para toda la vida”.
Por ello, las normas de un buen Padre son:
– Amar a la verdad y odiar la mentira.
– Respetar la propiedad ajena.
– Indulgencia hacia todas las religiones.
– Cultivar la buena amistad y la confianza, uniendo el respeto.
– Saber guardar los secretos que nos confía un amigo.
– Ser caritativa con los más necesitados.
– Ser tolerante con las ideas y las creencias de los demás.
– Amar el aseo y la natural compostura, despreciar el lujo.
– Ser formal en la mesa.
– Hablar poco y lo preciso.
– Amor por la Patria y la Libertad.
Azucena Cerundolo