

La tumba de Nicolás Avellaneda está custodiada por un ángel, y ese ángel se eleva por debajo del pie de su monumento, como si rezara alguna oración en su nombre. Con las manos cruzadas y con mirada dulce observa al prócer, quien luce en un retrato sobre su cabeza.
De este modo, un podio del que brotan especies vegetales en forma libre, dan una nota de color al entorno grisáceo de piedra, material con el que se construyó la mayoría de las masas del lugar. Además, una columna central de mármol estatuario, sostiene el busto del Dr. Nicolás Avellaneda, obra de Jules Félix Coutan. Recostada sobre la columna, vemos una figura femenina, con túnica, que apoya uno de sus pies sobre una espada. Representa la elocuencia, el buen decir que caracterizó al Dr. Avellaneda, haciendo prevalecer las ideas y los principios sobre las armas.
Cabe destacar que Nicolás Avellaneda nació en Tucumán en 1837 y falleció el 3 de Octubre en 1885. Estudió derecho en la Universidad de Córdoba. En 1860, fue elegido diputado por la provincia de Buenos Aires, habiéndose desempeñado como Ministro de Justicia e Instrucción Pública de Sarmiento.