Matías Ferri habla, durante el programa radial «La Naranja», sobre la Torre de Clementina, este misterioso y enigmático sitio ubicado en el bello barrio de La boca. La torre más alta fue alquilada a una artista plástica y se convirtió en un atelier. Clementina se llamaba, y era tan bonita como amable. Todos los vecinos la querían.
Una periodista, Eleonora, fue a hacerle una nota y tomó fotografías de sus obras. Las inconclusas y las terminadas, fotos de todo el trabajo de Clementina.
A partir de ese día se sucedieron hechos misteriosos y comenzaron a escucharse gritos de terror que venían de la torre. Finalmente, Clementina saltó al vacío desde lo alto de su torre. Una tragedia sin explicación. Nada hacía pensar que la dulce Clementina podía tomar esa decisión.
Cuando Eleonora reveló las fotos una imagen escalofriante apareció en una de ellas. Era la foto del cuadro en el que estaba trabajando la pintora ¡tres abominables duendes rodeaban la pintura!
Eleonora investigó y supo de la existencia de misia María Luisa Auvert y viajó a la estancia para entrevistarla. Mientras conversaban, misia Auvert le preguntó si creía en los duendes. Y comenzó a contar la historia de los maléficos duendes catalanes que cuando se alteran ¡hacen todo tipo de diabluras! Le contó que en la casona de La Boca los duendes habían sido muy amables al comienzo, pero un maldito día uno de los duendes quiso aprovecharse de una de las empleadas y, ante la mala reacción de ella, el duende se convirtió en una verdadera pesadilla, poniendo en peligro la vida de todos los que habitaban en la casa.