Marcelo Quintero llegó a la Argentina a los 21 años desde la ciudad de Cali, Colombia, pero fue en nuestro país donde llevó adelante gran parte de su proceso de transición, durante el cual, luego de superar varias adversidades, descubrió el Plan Integral de Acceso al Trabajo para Personas Trans (PITT), creado en 2017.
Actualmente, en la Ciudad de Buenos Aires, el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta coordina más de 40 programas dedicados a reducir las desigualdades de género.
“Una de nuestras prioridades es impulsar y promover el empleo formal de personas del colectivo travesti-trans en el ámbito público y privado. Este programa es un ejemplo de ello y, al igual que muchos de nuestros otros proyectos, es fundamental para romper barreras, eliminar estigmas y garantizar el acceso y goce de los derechos humanos”, comentó Pamela Malewicz, Subsecretaria de Derechos Humanos de la Ciudad.
A finales de 2017, el PITT, uno de esos proyectos, contaba con 15 CV’s. Hoy ya recibió más de 670, a través de diversas vías de comunicación. Además, ha logrado incluir en el mercado laboral a 120 personas, tanto en el ámbito estatal como en el privado. En el primero se llegó a un porcentaje del 82,50% (99 incorporaciones) y en el segundo, del 17,50% (21 incorporaciones).
Marcelo, que hoy tiene 32 años, contó su historia de vida y habló sobre el quiebre que significó para él haberse enterado de este plan, creado por la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
“Cuando me enteré de este programa sentí un apoyo muy grande porque, en esos tiempos, sentía una exclusión del sistema, de la vida social, de todo. Entonces, al saber que había una posibilidad de que alguna persona, alguna entidad colaborara conmigo, me escuchara y viera que uno es una persona capaz, fue importante”, expresó. Y añadió: “Que te trataran como una persona más. Eso, básicamente, te abre muchas posibilidades y a mí me alegró mucho”.
A su vez, Marcelo recordó su experiencia durante los primeros años en nuestro país: “Mi vida antes de conocer el PITT consistió en varias facetas. Previamente a descubrirlo era una persona sin trabajo. Por más de que mandara currículums, siempre estaban las interposiciones de las fotos, de los datos o del documento. Antes ni siquiera llegaba a las entrevistas”. También resaltó que aunque estuviese capacitado para los trabajos, el prejuicio y el desconocimiento de los otros se lo impedían.
A comienzos de 2019, Marcelo atendió un llamado proveniente del PITT y escuchó una voz que le dijo: “En el Ministerio de Seguridad hay una vacante, presentate, ya mandé tu curriculum, vamos a ver si te llaman”. Al poco tiempo lo contactaron del área de Recursos Humanos, fue a una entrevista y luego se volvieron a comunicar con él para que presentara los papeles de ingreso. Días más tarde entró a trabajar en el Centro de Monitoreo Urbano (CMU), con sede en el barrio de Chacarita y uno de los más grandes de América Latina.
En el CMU trabajan en distintas áreas más de 500 personas, entre policías y civiles. En total hay más de 400 operadores que monitorean las imágenes en diferentes turnos bajo la responsabilidad de un coordinador operativo y un coordinador general las 24 horas, los 365 días del año. Allí, Marcelo es uno de los civiles que, en conjunto con parte del cuerpo policial porteño, realiza dichas tareas de monitoreo, es decir, de visualización de cámaras de video vigilancia que la Ciudad tiene instaladas, y que ya son 10.128. Desde ese lugar se hacen seguimientos de situaciones poco comunes o de riesgo.
Además de lo ya mencionado, Marcelo responde cartas en un sistema operativo, que consiste en un medio de comunicación entre varias dependencias, por el cual se atiende a un evento en el momento o en el instante en el que se desarrolla.
“Cuando me avisaron que iba a ingresar a trabajar al CMU sentí que me sacaba de encima un peso del tamaño de un edificio. El peso de cada día, el peso del qué voy a comer mañana, el peso de no saber a quién poder mandarle un curriculum”, dijo. A su vez, mencionó que varias cosas lo sorprendieron dentro del Centro. En primera instancia, la innovación tecnológica del complejo, el cual cuenta con un videowall central de 15 metros de ancho por 3 metros de alto compuesto por 48 pantallas de 55 pulgadas cada una, y que también posee computadoras de alto rendimiento con capacidad para procesar imágenes a altísima velocidad, necesarias para visualizar las capturas en calidad 4K generadas por las cámaras y domos.
Por otra parte, destacó la parte humana de su equipo de trabajo: un grupo con buena comunicación y unido. “Acá tuve la suerte de contar con un jefe de servicio que es una gran persona. A la vez, creo que rompí una barrera de prejuicios porque mi entorno laboral, al conocerme, fue configurando otra manera de ver las cosas”, sentenció.
Marcelo realiza su labor desde mayo de 2019, siempre asistido por la gente a cargo del PITT, que en ningún momento perdió el contacto con él, debido a que este programa contempla el proceso de inserción laboral desde el armado del CV hasta el seguimiento en las contrataciones.
“Durante el proceso me sentí muy acompañado y todavía hoy lo sigo sintiendo así. Regularmente se presentan charlas y constantemente me preguntan sobre cómo me siento en el Centro”, comentó. Y remarcó: “No sólo tienen en cuenta la parte laboral, sino también la parte emocional, la empatía. En caso de que haya algún inconveniente siempre están a disposición para intervenir y solucionarlo, para que exista siempre ese ámbito de aceptación y armonía, para que yo me sienta bien en mi ámbito laboral y tenga satisfacción donde estoy trabajando”.
Por último, admitió que “recomendaría este Plan, ya que es esa semillita que crece, que no puede faltar”, y concluyó: “A diferencia de antes, lo que tengo ahora es mucha paz, porque al tener un trabajo estable puedo continuar con mis estudios, puedo proyectar otras cosas, crecer, establecerme en una casa, estar con mi pareja, tener un contexto laboral en el que me escuchan, en el que tengo participación, en el que puedo aportar y en el que me aportan todo el tiempo. Puedo desarrollarme como persona, como profesional. Todo a partir de ese proyecto que hoy me genera tranquilidad. Porque puedo ser quien soy, y no hay problemas”.