Por Ana Leguísamo Rameau. La Plazoleta «Luna de Enfrente» se abre en Palermo como una flor, y es así si tenemos en cuenta que el pequeño predio ha sufrido un rotundo cambio al transformarse de lugar de distención a esa pequeña huerta que abastece a los vecinos.
La misma provee a los palermitanos más cercanos de su cultivos en sus diferentes variedades: repollos, laurel, coliflor y hasta bellas flores que asoman entre las ramas verdes. Al fondo de su plazoleta, el compostaje y los residuos se incorporan en una amplia bacha de madera, los cuales, harán de alimentos a otra tierra o a la misma tierra de esas plantaciones para que nazcan fértiles.
Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa, el pequeño predio fue cedido al Restaurante Don Julio para que realizara sus cultivos, cuando los vecinos se hallaban en estricta cuarentena. De ese modo, sin obviar el excelente trabajo que se ha efectuado con la cual huerta, la situación es mucho más que discutida pues, muchos palermitanos explican que el lugar fue expropiado como sitio de distención como lo era antes.
Por otro lado, si bien la Plazoleta «Luna de Enfrente» abastece a los vecinos con su huerta, esta situación no tapa el mal estar de algunos habitantes de la zona quienes fomentan que el Gobierno Porteño hace un guiño entregando verduras a los que pasan para esconder el zarpazo que dio Pablo Rivero, el dueño de Don Julio, para apropiarse del pequeño predio y utilizarlo como suyo en cuestión.
Para cerrar, no le vamos a quitar mérito al buen trabajo realizado en la pequeña esquina que lleva el nombre inspirado por Jorge Luis Borges, pero no se niega en absoluto la molestia que muchos vecinos todavía la sienten como su fuera una usurpación.