Sobre la calle Juliàn Àlvarez al 1700, entre Gascòn, Costa Rica y Soler, aparece una cuadra encantada, casi pincelada por la naturaleza. Allì, la bicisenda la pinta de amarillo y algunos arbolitos otoñales inspiran la belleza de Palermo.
En esa esquina de varias calles, donde el turista nuevo se pierde porque la rotonda lo marea y le hace pasar una mala jugada, justo allì, continùa la zigzagueante Juliàn Àlvarez y la secundan Soler y Costa Rica, la tramposa vìa que llega desde la placita Armenia hasta la Plaza Unidad Latinoamericana. Tambièn las casas no le van en zaga con sus coloridos.
Si Jorge Luis Borges, Evaristo Carriego o Julio Cortàzar, se dieran una vuelta, seguro que inspirararìan otras de sus mejores obras.
Son imàgenes de la Ciudad.
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