“Este artículo está dedicado con todo respeto a todas aquellas personas que transitan por la vida por momentos extremos como así también imborrables”. “La inaceptable pérdida de un ser al que aman”.
He hablado sobre la “inseguridad” infinidad de veces lamentablemente no se ha llegado a una solución, siempre se regresa al lugar de partida. La incertidumbre cada día está más cerca, no hay modo a mi entender de justificar a quien comete un acto de violencia, más allá que el diagnóstico del mismo sea de carácter psicológico, psiquiátrico o como deseen caratularlos.
Al margen de que hayan sufrido violencia de género, verbal, maltrato infantil, tema al que no le resto importancia, aun así que se les dé el espacio que ayude a su recuperación. Es complejo aceptar que salimos sin saber si regresamos no importando la edad.
Este hecho se da en toda la sociedad, siendo cada vez mayor el grado de agresión que el damnificado recibe concluyendo con el final menos deseado.
Llegamos a este mundo a disfrutar de la vida, a aprender, a enriquecernos el alma, muy lejos estamos de padecer, tolerar la demencia de psicópatas que no se encuentran donde les corresponde.
Guardaespaldas ¿sería una solución que cada individuo de esta sociedad circule con una guardia permanente, como así también quienes nos custodian transiten con su propia vigilancia? ¿Vivir entre rejas evitando que violenten nuestros hogares? Si regresamos en auto damos varias vueltas antes de ingresar a nuestra
vivienda observando que nadie nos ha seguido.
Ningún ciudadano debe pasar a ser una víctima, cada vida es única, es imperdonable llegar a tal situación, no obstante el número de muertes es incalculable. Las marchas no resultan o tal vez agilizan el encuentro de alguien que ya perdió el derecho de su libertad, el derecho de vivir.
No perdamos la esperanza pongamos entre todos punto final a estos episodios que ya no tienen palabras, con lamentarnos no es suficiente.
Mercedes Giangrande
Foto Marcha por la Paz / Guayaquil por la aparciciòn de Naty Fabara.