Por Mercedes Giangrande. Podría referirme a las drogas que contienen las medicinas, no obstante aunque suene fuerte es la realidad, hago hincapié a las drogas que se utilizan para consumo personal o para la venta. Es lamentable de uno u otro modo, ya sea la consuman o la trafiquen. En el caso del consumo se dice que en principio se siente placer, energía, no obstante comienza a afectar, siendo urgente la necesidad de un tratamiento. En el que no todos están en condiciones económicas de afrontarlo.

Más allá de que hoy en día se cuenta con varios espacios adecuados para ser atendidos. Tratamiento nada simple, donde depende de la voluntad del paciente o para ser más clara dicha persona se ha convertido en un enfermo que debe recuperarse. Puedo expresarlo dado que observé varios casos, en donde las recaídas son inevitables.
En cuanto al tráfico o comercialización de la misma, me imagino un camino oscuro sin salida, increíble que una mente pueda inclinarse, elegir ese recorrido turbio. El que se asemeja a un callejón sin salida. A sabiendas de que el final de la historia será uno solo: ¡¡el encierro!!
Este es un tema al que hay obtener una solución inmediata, que se encuentra dentro del gran globo con tantas otras dificultades importantes por cierto, que en otra oportunidad les mencioné.