Por Gervasio Muñoz. Es común que el debate sobre el acceso a la vivienda gire en torno a la construcción para garantizar la casa propia como si el problema fuera la falta de viviendas y no la lógica que el mercado impone. Para usar un ejemplo: si la leche está a precios inaccesibles para el conjunto de la población, el gobierno nacional lleva adelante la política pública de sortear 3 vacas por mes y promete que cada familia podrá tener, en 100 o 200 años, el sueño realizado de la “vaca propia” pero nunca se discutirán las reglas que el mercado fija para que el precio de la leche sea alcanzado por las mayorías. Esa es la política de vivienda hoy. La pregunta es: ¿por qué el Estado regula el precio de la salud y la educación privada, la nafta, los medicamentos, los alimentos, las tarifas públicas, las exportaciones, las telecomunicaciones pero no hace lo mismo con la tierra, las propiedades y el alquiler?