El amor tiene una especial relación con la justicia, pues la perfecciona. Si no amamos sinceramente, no atendemos a los derechos del prójimo y por tanto no practicamos la justicia.
Tenemos un deber, responsabilidad u obligación con respecto a la verdad y a la justicia. Pero ahora nace la pregunta: ¿amar es sólo una opción o también un deber? Para responder a esto, tomemos consideración de los siguientes aspectos:
1) El amor no es exigible (excepto en el contrato matrimonial).
2) Aunque el amor no es exigible, tampoco es simplemente opcional o facultativo, sino que es un deber, tal como en la Biblia se nos dice «ama a tu prójimo como a ti mismo».
3) No siempre es posible diferenciar a cabalidad ente el amor y la justicia.
4) Nunca la justicia cubrirá las exigencias ni todo el campo del amor, pues el amor puede llegar al heroísmo y aun al sacrificio de sí mismo o a entregar la vida por amor a otro, lo cual no lo contempla la justicia.
5) El amor nos permite conocer más clara y adecuadamente los derechos del prójimo, por lo cual afirmamos que sin amor, la justicia permanece fría y no progresa.
El amor es también algo que no puede faltar para que verdaderamente exista una buena convivencia social. La justicia sin amor no estaría completa, y el amor nos lleva a decir la verdad a nuestros semejantes, de manera que con el amor llegamos a aplicar correctamente tanto la verdad como la justicia.
EL DEBER Y DERECHO A LA VERDAD
La verdad no es solamente un deber ni tampoco es solamente un derecho, sino ambos: DERECHO Y DEBER. Tenemos derecho a que las personas nos hablen con la verdad y al mismo tiempo tenemos la responsabilidad de hablarles a los demás con la verdad.
El diálogo y la comunicación sería infructuoso e ilógico si lo que dijéramos las personas fueran solamente mentiras. El diálogo dejaría de ser un beneficio y se convertiría en un problema.
La dimensión comunitaria y social de la verdad es indispensable en nuestra sociedad y en el desarrollo de las personas.
Todos aceptamos que la verdad es una virtud, y admiramos a aquellos personajes que a pesar de las amenazas e incluso de la muerte, siempre se mantuvieron firmes a la verdad, como podemos mencionar a Jesús, Sócrates, Galileo Galilei, etc.
LA VERDAD ES EL FUNDAMENTO DE TODA VIDA MORAL
No podemos hablar de una vida moral si se deja de lado la verdad.
La misma libertad aparece subordinada a la verdad porque si usáramos nuestra libertad contra la verdad, tendríamos como resultado desorden y destrucción.
Se puede hablar de una persona con buenos principios y valores sólo cuando pone en práctica y dice la verdad.
LA VERDAD EN LAS PALABRAS ES UNA VIRTUD SOCIAL
La mentira es por tanto un desorden, tal como lo es la falsedad.
Es cierto que a veces hay verdades que no nos pueden ser reveladas o que hay cosas que no las podemos saber o no nos sería conveniente comunicarlas a otros, pero lo que sí es cierto es que todos tenemos estricto derecho a que nadie nos mienta o que falsee la palabra.
DEBEMOS PENSAR LA VERDAD, OBRAR LA VERDAD Y DECIR LA VERDAD
Patricia Núñez Vega













