En San Martín 705, como un inmenso pulmón de manzana, aparece el «Convento de Santa Catalina». Lleno de árboles, arbustos, flores, pájaros y adornado con bancos de madera, aparece misteriosamente abierto al público como por arte de magia. Está allí y , no sólo se puede visitar para fotografiar o disfrutar del aire puro, sino también para degustar un rico té, café o algún exquisito bocado casero como alfajor, brounwie de chocolate, o torta de manzana recién sacad del horno.
El speach de este hermoso sitio es «Entre el ruido alguien te escucha».
Todo es naturaleza pura en el Convento de Santa Catalina y, rodeado al su alrededor, no hay más que árboles tupidos. Lo curioso de este lugar es que, al sentarse y elegir el lugar más apropiado para tomar la merienda, uno puede percatarse que los frutos, tales como ciruelas maduras, caen dentro de las copas de los árboles lista ara ser saboreadas. Debajo, un sendero interminable de hormigas, lleva fruta a sus hormigueros.
La Iglesia Santa Catalina de Siena fue fundada en el año 1745 para albergar el primer monasterio de monjas de clausura de Buenos Aires. El edificio es uno de los mejores exponentes de la arquitectura de la época colonial que subsisten en Buenos Aires y, tanto la iglesia como el monasterio, han sido declarados Monumento Histórico Nacional. A través del tiempo, se ha preservado como un oasis de oración y contemplación. Estuvo habitado por las Monjas de la Segunda Orden Dominicana hasta 1974, cuando la congregación decidió mudarse a San Justo y donó los edificios al Arzobispado de Buenos Aires. Desde 2001, funciona como Centro de Atención Espiritual con la misión de atender las necesidades espirituales de las personas que trabajan en el Microcentro porteño.
Barrio del Retiro o de las Catalinas
En el momento de su creación, 1745, ocupó la manzana de las actuales calles San Martín, Viamonte, Reconquista y Córdoba, en el límite del ejido urbano, en
zona de quintas. En 1769 se demarcaron los límites parroquiales correspondientes a 6 parroquias: Catedral, San Nicolás, Socorro, Piedad, Montserrat y Concepción, quedando el Monasterio dentro de la zona de Catedral al Norte.
Su ubicación era próxima al Retiro, zona que debe su nombre a la Compañía de Inglaterra “Mar del Sur”, asiento del Mercado de Esclavos, quien lo llamó así porque la Real Cédula que autorizaba su establecimiento estaba dictada en el Palacio del Buen Retiro de Madrid. El conjunto arquitectónico de “las Catalinas”, como lo conocía la gente, estaba rodeado por un muro blanco, lo cual visto desde lejos y debido a que era zona alta parecía un castillo, llamaba la atención de viajeros y fue tomado como punto de referencia.
En 1874 la zona recibió un gran impulso comercial con la instalación de la gran empresa “Muelle de Catalinas” en terrenos entre Paraguay y Viamonte, con líneas férreas y depósitos. Por esas fechas sufrió Buenos Aires el impacto de la fiebre amarilla, lo que motivó que las familias tradicionales que vivían en Montserrat pasaran a edificar sus nuevos palacetes – debido a la influencia francesa imperante- en lo que se llamaría “ el barrio Norte”, es decir al norte de la Catedral, lo que hoy sería Retiro y Recoleta. En 1889 se construyó frente al Monasterio el edificio del “Bon Marché”, posteriormente adquirido por el Ferrocarril del Pacífico para oficinas y locales y que hoy es un centro comercial.
A partir de la ordenanza Municipal de 1972 el emplazamiento de Santa Catalina es en el barrio de San Nicolás.
«Foro de Baires» estuvo allí
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