El Gobierno Porteño, a través de la propuesta sobre encuentros de relevancia, invitó a la historiadora Catalina Cabana quien habló sobre la historia del Conventillo de la paloma, en Villa Crespo. Por otro lado, algunos vecinos preguntaron sobre temas puntuales de la historia de la calle Corrientes.
Breve historia del Conventillo de la Paloma y la Calle Corrientes
Sobre este tema, Foro de Baires, se acercó hasta donde existiera el Conventillo de la Paloma y registró algunas imágenes.
Allí, donde alguna vez el lugar fue de inquilinos europeos, que habitaron el sitio en cuestión, sólo encontramos un edificio abandonado y totalmente roto.
Hablamos con algunos vecinos y nos explicaron que el complejo está en total abandono y además tomado por gente de la Comunidad boliviana tan ajena a su pasado y quien ignora, hoy por hoy, toda esta parte icónica de la historia que vivió el barrio de Villa crespo.
Llama la atención que, un lugar que ha sido destacado por la Legislatura Porteña, hoy se entregue al deterioro total del olvido.
El edificio es un real peligro, que puede desplomarse en cualquier momento. A su costado, un cartel sobre fondo blanco dice: “El conventillo de la Paloma. Este emblemático edificio ha sido declarado AREA DE PROTECCIÓN HISTORICA y cuenta con PROTECCION ESTRUCTURAL por Ley 1487. Se informa que obra en la defensoría de la Ciudad de Buenos Aires la situación de amparo N° 5172/6. DENUNCIE A QUIEN INTENTE DAÑARLO“.
De este modo, el texto es toda una ironía pues habla de denunciar a quien lo dañe y, el mismo, es toda una dejadez que da pena por su abandono.
Por otro lado, otro cartel, da cuenta del Alberto Vaccarezza, el autor del la célebre obra “El conventillo de la Paloma” y, a su lado, un bello y marmolado recordatorio de las Islas Malvinas en color azul y blanco.
En el libro “Lo inmaterial en el patrimonio material de la construcción en Argentina”. Laura Ofelia Amarilla y Silvia Mónica Santiá mencionan que los conventillos como tales ya prácticamente no existen, y sin embargo siguen bien vivos en la memoria colectiva gracias a una nueva versión de la obra mencionada, que se representa en el Teatro Nacional Cervantes, trayendo la historia al tiempo presente, haciendo volver la mirada al conventillo que aún existe y en el que viven 17 familias compuestas por unas 50 o 60 personas. Son inmigrantes, mayormente del interior, que luchan por sobrevivir en la ciudad actual y para que el espacio que habitan sea reconocido verdaderamente como
patrimonio cultural.
Se estima que se inició alrededor de 1888, para dar morada a los obreros de una fábrica de calzado que se instaló en Villa Crespo. Esta vivienda colectiva y de inquilinato, ubicada sobre la calle Serrano del barrio mencionado, ocupaba y ocupa un solar que tenía salida por la calle posterior. En sus inicios había 110 cuartos, en los cuales vivían unas cuatro o cinco personas por pieza. En total, cuando ya los hombres habían traído a sus mujeres e hijos de sus tierras, llegaron a vivir entre 400 a 500 personas, contando con solo dos baños para todos. Su popularidad llega hasta nuestros días gracias a una obra paradigmática del sainete criollo, “El Conventillo de la Paloma”, en la que se describe la vida en estas viviendas.
Escrita por Alberto Vacarezza en 1929, ha sido representada miles de veces desde entonces.
¿Cómo es posible, nos preguntamos, que el Gobierno de la Cuidad no cuide este patrimonio histórico porteño de pura herencia europea?