¿Pasaste alguna vez por la Costanera Norte y viste una casona estilo Tudor sobre un largo muelle, que parece una postal de película? ¿Por qué nos llama tanto la atención? Quizás porque #BuenosAires es una ciudad construida de espaldas al río, y no estamos acostumbrados a mirar hacia la costa.
El archivo de Toribio Achával cuenta que, el Club de los Pescadores se fundó en 1903 gracias a la iniciativa de un grupo de pescadores aficionados, que decidió armar una precaria casilla en un viejo muelle, llamado Muelle de los Franceses. Tenía 10 cuadras de largo y era utilizado por empresas carboneras francesas para descargar su producto a vagones del ferrocarril.
Cuando cesó esa actividad y, viendo el deterioro del muelle, los pescadores resolvieron repararlo con sus propias manos y dejarlo en condiciones para su práctica de pesca. El 10 de agosto de 1905, una sudestada arrancó los pilotes del viejo muelle carbonero, llevándose para siempre el Muelle de los Franceses.
En 1930 se inauguró el nuevo muelle y, 7 años después, se fundó oficialmente el edificio social actual, en Rafael Obligado y Sarmiento. Las obras y planos estuvieron a cargo del ingeniero Julio Quartino, quien recibió una sola premisa: construir una joya arquitectónica para la ciudad de Buenos Aires. El #ClubdePescadores fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2001.
Desde su inauguración hasta el día de hoy, pasó de todo. Pero ninguna tempestad pudo derribar el edificio del club, que se fue haciendo vez más sólido gracias al compromiso y la tenacidad de sus miembros, que volvieron a reconstruirlo una y otra vez.
Dato de color: El Club fue el primer lugar del país donde se supo que la Segunda Guerra Mundial había finalizado.
“Un deporte que es de reyes y pastores”, detalla el himno del club en uno de sus versos. Esta alianza entre reyes y pastores generó la fuerza de la unión, y hoy el Club de Pescadores nos saluda con resiliencia desde el Río de la Plata.
Son imágenes de la Ciudad
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