Por Mercedes Giangrande. Subí a una estrella sentí volar, logré ver el mundo con claridad, mi lista de anhelos se arriesgó conmigo. Desde lo alto percibí que tenían solución. Que continúen las pensiones para las personas que padecen alguna discapacidad. Que la seguridad para nosotros se acreciente duplicando el personal que debe estar a cargo, como así también que los ciudadanos que pasaron a gozar de sus jubilaciones, luego de haber trabajado años , lo logren sin restarles ni un centavo como así también sin privarlos de beneficio alguno.
Que las leyes sean justas, que las mismas se apliquen como corresponden y a quienes las merecen. Sin realizar diferencias ni menospreciar posición alguna, ni lugar en la sociedad. Ingresar al supermercado observando en las góndolas los mismos precios que la última vez que concurrimos. La calidad de los mismos se

conserve o por qué no que mejore.
Que los niños concurran a diario al colegio, sin que sus padres deban preocuparse si al día siguiente se producirá un cese de clases, con la finalidad de que los educadores obtengan un salario digno.
Lograr que el campo vuelva a ser la vedete como lo ha sido, en donde se pueda sembrar, obteniendo productividad del mismo, sumándole que se generaría empleo.
Podría continuar solicitando mejoras, dado que son varias las que el país reclama a gritos. Recordando que dentro de esa superficie gigante estamos nosotros, merecedores de una sociedad sana en todos sus aspectos.