Uno llega a la esquina de Boedo, donde son muchos son bares que allí convergen, y nadie puede negar la esencia tanguera que vive en el lugar. Quizás, como si Carlitos Gardel fuera a aparecer por cierta cuadra de la vecindad.
Por eso es importante destacar que, El Café Margot fue distinguido por la Junta de Estudios Históricos de Boedo como uno de los hitos del barrio. Un diploma de la Secretaría de Educación (GCBA) agradece al Margot su participación en el Programa “Buenos Aires lee”, otro del Museo de la Ciudad lo declara “Testimonio Vivo de la Memoria Ciudadana”. El Margot es un café para conocer e irremediablemente transformarse en habitué.
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De cálida ambientación, el mostrador de mármol y las nobles sillas y mesas de madera contrastan con las vitrinas pobladas de botellas y con la colorida iconografía que distingue las paredes. El lugar se distingue por su hospitalidad y gastronomía, en la que destacan los clásicos sandwiches de pavita en escabeche, los de lomito, y las excelentes medialunas y pastas caseras.
El Café Margot queda en Boedo 857, como el nombre de su calle lo indica, en pleno barrio de Boedo.
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