Por Mercedes Giangrande. Les intrigará sobre que trata este artículo denominado azo o tal vez lo adviertan, cacerolazo a la orden del día, para lo que nos quede cómodo. Ya ni sabemos si este atrae la solución o no. Nuestros oídos solo responden al azo a sabiendas que algún aumento no anunciado se aproxima.
Impuestazo el que no pasa por desapercibido se asemeja a una estampida sin freno: gas, luz, aguas, alumbrado barrido y limpieza. Inflacionazo como si fuese un globo gigante reforzado el que jamás explota.

Incrementazo en todo aquello que necesitamos para subsistir: alimentos imposibles, medicinas de las que se informó se les pondría un límite al valor de las mismas, no siendo así. Mas cuando requerimos de ellas como tratamiento prolongado, teniendo noción de su costo.
Sumándole que le solicitamos al facultativo que las transcriba por separado, con la finalidad de no realizar dicha erogación por el total.Dado que no siempre contamos con el dinero.Enojándose éste expresándonos: que solo realizará recetas durante el resto de la tarde, debiendo atender a otros pacientes.
Agregamos otros insumos que todos conocemos como colegios, los que aun siendo estatales también solicitan materiales de estudio, requerimiento más que obvio. Los que adquiriéndolos usados tienen un valor menor, no obstante debemos contar con tal efectivo. Cooperadora monto destinado al mantenimiento de dicho establecimiento.
Indumentaria en general, más todo lo que compete a las necesidades del ser humano. Ni hablar de reparaciones dentro de la vivienda, pasamos horas diseñando planos, quedándonos con ellos en la mano. Dado que los presupuestos obtenidos no están a nuestro alcance.
Así es como llegamos al detereorazo, no estoy segura de expresar más lágrimas o un jajaja como en los mensajes vía Whats App, acotando que no los menciono como imprescindibles. Ya que no faltará quien opine que la telefonía celular no es de primera necesidad.Regresando de este modo a la época de las cavernas.