Por Alejandro Jasinski. Dámaso Simón Dalmacio Vélez Sarsfield nació en la cordobesa localidad de Amboy el 18 de febrero de 1800. De joven estudió en el tradicional Colegio Nacional Nuestra Señora de Monserrat de Córdoba y pronto, recibido de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba a los 22 años, se instaló en Buenos Aires. A su llegada, se entregó por completo a la actividad política, siendo secretario en la primera sesión del congreso constituyente de 1824, al tiempo que se dedicaba a las clases universitarias en Derecho como profesor de economía política.
La asunción al gobierno de Juan Manuel de Rosas trajo tensiones en sus proyectos. Con él mantuvo una relación tirante, que lo hizo regresar a Córdoba y finalmente exiliarse en Montevideo, aunque en ocasiones acudiera por consultas jurídicas. Por entonces, emprendió con profundidad el estudio del derecho canónico y civil, presentando algunos avances que le reportaron gran reconocimiento.
Una vez derrocado Rosas y en proceso de reorganización del país, regresó a la actividad política como senador, interventor del Banco Provincial de Buenos Aires y ministro de Exteriores, contándose también su participación en las negociaciones entre Buenos Aires y la Confederación.
El Código de Comercio, sancionado en 1859 para Buenos Aires y luego para toda la Nación en 1862, y la redacción del Código Civil, le insumieron gran parte de sus días en aquellos años. Este último, comenzado en 1864, fue aprobado por el Congreso Nacional el 25 de septiembre de 1869. La
ley que lo sancionó disponía en su artículo primero: “El Código Civil redactado por el Dr. D. Dalmacio Vélez Sarsfield, se observará como ley en la República Argentina, desde el 1º de enero de 1871”. Según informara luego, este código fue redactado, principalmente, sobre la base de proyectos legislativos de España, Chile y Brasil.
Por entonces, llegó a desempeñarse como ministro de Mitre y luego de Sarmiento, quien le reconocería su gran empeño en impulsar la red telegráfica en el país. Ya en sus últimos tiempos, dedicado a la escritura, fundó el diario El Nacional, de fugaz existencia, y realizó reflexiones críticas de carácter historiográfico. Fallecería el 30 de marzo de 1875.
La tumba de este gran prócer hoy yace en el Cementerio de La Recoleta. Cuenta la historia que Dámaso Vélez Sarsfield se llevaba mal con su esposa, de allí que ambos monumentos (en un mismo mausoleo) estén de espaldas uno de otro.
Algunas anécdotas
Explicaba una vez a sus alumnos, el gran abogado, penalista, autor de nuestro código civil, ( Ministro del interior durante la presidencia de D.F.Sarmiento), el Dr Dalmacio Vélez Sársfield, el alcance jurídico de los interrogatorios; y sostenía que era n ecesario, tanto de parte de los jueces como de los interrogados, tener muy en cuenta el significado y valor de cada palabra. —Presentaré a ustedes —les dijo finalmente— un ejemplo ilustrativo que quizá les sirva para comprender mejor lo que acabo de decir. Para ello imagenemos que ustedes son los jueces instructores, y yo un testigo. Hizo una pausa, y agregó: —Respondiendo a una imaginaria pregunta vuestra, declaro que en la orilla de un pantano estaban inmóviles tres ranas. Una de ellas resuelve de improviso saltar al agua. Ahora ustedes, en su calidad de jueces, deben determinar cuántas ranas quedaron a orillas del pantano. —¡ Dos ! —contestaron a coro los alumnos. —¡ Cómo, dos ! —les observa el profesor—. Quedaron tres. Yo he dicho que una de las tres resolvió saltar al agua, pero no he dicho que ya había saltado.
Fte: Apuntes literarios del Pr: A.E.Noé