Por Ana Leguísamo Rameau. Comienza la filmación y el televidente no tiene claro si el rodaje forma parte de la realidad, de la ficción o es una especie de reality donde los actores se exponen ante las cámaras.
Pronto, un mensaje aclara: «No es ficción pero lo parece.» Allí, puestos en conocimiento, nos preparamos a ver esta edición de locura donde los directores se involucran en la escena y donde van intercalando la emoción de sus futuros viajes porque ocurre que en Estados Unidos han apostado al filme y los han subsidiado con un buen plus para su proyección.
De este modo, con miles de proyectos en carpeta, preparan el rodaje y se augura una adaptación super performática. Son muchas las expectativas que existe para el trabajo pues ya se visualizan distintas tomas, desde diferentes partes del mundo. En cambio, el elenco ya se prepara para lo que va a ser una gran filmación a todas luces. Sin embargo, algo hace que todo se desmorone.

Como un golpe de impacto, la pandemia llega y con ella, todos los sueños quedan postergados. No es la excepción este filme titulado «Upa», el cual pone de manifiesto que nada es seguro cuando de cuarentena se trata. Así es que, los paisajes y las tomas exteriores dejan de ser los protagonistas para transformarse en grabaciones de estudio, donde los elencos deben cumplir con horrendos protocolos para poder seguir trabajando lejos del contagio. Obviamente, luego de aquellas imágenes naturales del mundo, los sets de filmación pasan a las ediciones internas donde el mundo del encierro ahoga y donde los primeros roces de la convivencia molestan. Además se ponen en evidencia las antipatías humanas. Así, los proyectos se truncan y un mal estar surge de la nada misma porque el ser humano no se acostumbra a la clausura. En tanto, la pandemia nos pone en penitencia.
De pronto, los sueños quedan anclados al pasado y las pequeñas alegrías de la emoción forman parte de algo que transcurrió porque nadie sabe cuánto durará el apartamiento y porque el monitor de internet será el único vínculo que nos acercará al mundo con nuestros seres queridos.
UPA es un fiel reflejo de las postergaciones que , desde el comienzo de la pandemia, han quedado relegados. Por otro lado, dicha manifestación queda mucho más que clara en este filme largo pero detallado que cuenta, con sabor agrio, el presente de este mundo patético y las relaciones humanas al descubierto en un set.
Vale destacar que UPA, forma parte de la programación de “Invierno independiente” del Ciclo Cine Morán , el cual invita a realizar recorridos por relatos en primera persona con vistas disímiles pero con rasgos distintivos que hacen a un nervio común: mirada introspectiva, perspectiva de género y la búsqueda de aquello que fue y, también lo que aún permanece.
Estreno Cine Morán: Del 11 de agosto al 11 de septiembre
Elenco: Tamae Garateguy, Santiago Giralt, Camila Toker, Valentine Torre. Con la participación especial de Axel Kuschevatzky, Juan Minujín, Martín Slipak, Marina Glezer, Querelle Delage, Martina Garello, Hernán Guerschuny, Ariel Winograd, Julio Rojas, Rufino Peruzzotti y Nouvelle Ranch: Lucero Simoes, Juan Cottet, Micaela Steinbach, Carla Brodsky da Silva, Sol Iglesias, Pedro Montivero, Santiago Casas, Julián Lovrincevich, Benita Llach, Luna Etchegaray, Maite Iribarne, Dante Citara.
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