Por Patricia Núñez Vega. El destino no decide todo, las personas toman decisiones. La paradoja de nuestro tiempo es que: tenemos edificios altos, pero una baja tolerancia, amplias carreteras, pero estrechos puntos de vista. Consumimos más, pero tenemos menos; compramos más, pero tenemos menos alegría; tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas; más comodidad, pero menos tiempo; más formación, pero menos sentimiento; más conocimiento, pero menos criterio; más expertos, pero más problemas; más medicina, pero menos salud.
Fumamos demasiado, bebemos demasiado, nos damos irresponsablemente una gran vida, y nos reímos muy poco; manejamos muy rápido, nos animan a ser todo rápido, a ir a dormir tarde, y nos cansamos demasiado rápido; leemos muy poco, y vemos cada vez más televisión, y rezamos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores; hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos con demasiada frecuencia.
Sabemos cómo hacer una vida, pero no cómo vivir. Hemos agregado años a la vida, pero no vida a los años. Llegamos a la luna, pero no a la puerta de nuestros vecinos.
Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio dentro de nosotros; hacemos las cosas más grandes, pero no mejor, hemos purificado el aire, pero contaminado el alma; podemos dividir átomos, pero no nuestros prejuicios.
Escribimos más, pero sabemos menos, tenemos grandes intenciones, pero logramos muy poco; tenemos que aprender rápidamente, pero no podemos esperar; hacemos nuevas computadoras que almacenan más información y producen una plétora de copias, pero no nos comunicamos uno con el otro.
Es el momento de la comida rápida y la mala digestión, de los hombres grandes y misérrimas almas, de las ligeras ganancias y las difíciles relaciones. Es el momento de los ingresos de la familia y las distinciones, las hermosas casas y del hogar destruido.
Es el momento de viajes rápidos, pañales desechables y la moralidad desechable de las relaciones de una noche de exceso de peso. Es el tiempo de las píldoras que todo lo pueden: nos excitan, nos calman, y nos matan.
No te olvides de dar más tiempo a tus seres queridos, ya que no siempre estarán contigo. Decir una palabra amable a los que con completo entusiasmo te miran ahora desde abajo debido a que estas pequeñas criaturas pronto crecen y ya no estarán con contigo. Da a la gente que está cerca de Ti un abrazo caliente, ya que es el único tesoro que viene de tu corazón y no te cuesta nada. Dile a la persona amada. «Te amo» y díselo en serio: Bríndale un beso y un abrazoque vienen del corazón, pues aleja todo el mal,alivia, consuela y contiene. Aprecia los momentos cuando están juntos, porque un día pasara, que este hombre ya no estará a tu lado.
Encontrar tiempo para el amor va a encontrar el tiempo para hablar entre sí, encuentra tiempo todo lo que tiene que decir a compartir, – porque la vida no se mide por el número de respiraciones, sino en el número de momentos que nos roban el aliento.