Por Mercedes Giangrande. No me refiero puntualmente al barrio de la Ciudad de Buenos Aires. Apunto al retiro en donde se descansa la mente, espacio tan merecido por todos luego de transitar por meses tan agitados. En esta ocasión no somos nosotros lo elegidos, este ha sido destinado a los privilegiados. Es decir al Presidente junto a su gabinete. Parece ser que uno de ellos quedó en penitencia sin poder gozar del mismo.
Recemos para que dicho retiro los ilumine, con la idea de que a vuestro regreso se hallan convertido en seres más humildes, con la capacidad de colocarse en el lugar del otro, es decir en el nuestro. En cada uno de los habitantes que integramos este maravilloso país.
El que nos aliente para comenzar un nuevo año en paz, siendo esta real, no una palabra más como aquellas que decoran las tarjetas alusivas a esta época del año. Sumándole a este vocablo de tan solo tres letras como así también tan deseada, amor pornosotros como así también al prójimo.
Dándonos la oportunidad de formar de un retiro, de un descanso acompañados por nuestra familia, por amigos o por que no solos. El que nos permita clarificar nuestras ideas, planificar como viviremos los meses que se aproximan, en donde la calma sea prioridad, la actitud sea nuestra aleada.
Afloren los sentimientos, la ternura, no dejando de lado la condición para colaborar con el prójimo. Idea que no todos comparten. Realicemos tal retiro espiritual sin distinción de clase social.