Las estaciones de subte de Buenos Aires igual, que las ciudades más importantes del mundo, son un reflejo de su cultura. Las comparaciones no suelen ser muy convincentes teniendo en cuenta el nivel cultural y social como también el más importante: el económico. En todos los aspectos es un espejo donde los habitantes se reflejan en los hechos y sucesos de la población que la habita, tanto los nativos del lugar como los estantes, turistas y extranjeros.
Si bien, existen fundaciones que se dedican a reparar y conservar los edificios, los monumentos que son un testigo fiel de una época que no nos ha tocado vivir, nada tienen que ver con los nuevos pensamientos al querer enjuiciar a los personajes dependiendo de su accionar:
en su contexto y momento obraron como creían que debían hacerlo, y por supuesto no lo hicieron tan mal. De la misma manera que hay compatriotas que llenan sus arcas con visitas turísticas a las villas para dar a conocer al mundo entero como es vivir así. Por supuesto que no habla muy bien de los que usan su creatividad y avergüenzan a quienes no piensan como ellos, ya que todo es igual. Con la situación pendiente de la estatua de Cristóbal Colón ha quedado todo muy claro, tanto que va a ser un rompecabezas de mármol de Carrara y quizás también se organicen en paseos turísticos al mejor postor. Interrogante que nadie quiere responder.
La gran mayoría de las estaciones de subte han sido, poco a poco, avasalladas con grandes carteles de publicidad, y en menor medida quitaron los mosaicos y trabajos que tenían larga data y cultura nacional. El subte B, ha suplantado todas esas manifestaciones culturales que nos pertenecen a nuestra idiosincrasia, siendo reemplazado por dibujos con leyendas que nada tiene que ver con nuestra cultura, y se han pintado con siglas que para muchos van a pasar desapercibidas, pero no para la mayoría de las personas cultas que habitan Buenos Aires.
En Parque Centenario frente al Museo de Ciencias Naturales, en una plazoleta, está emplazada una estatua del Ángel Custodia de la Patria, con el deterioro natural del tiempo y el de los hombres, qué pasan a su lado sin verlo. En su mano ostenta una espada y con sus alas trata de cubrir al Escudo Nacional. De la misma manera que hay hermosos edificios que el gobierno de la Ciudad protege y restaura, frente a dicha plazoleta un clásico bar de estilo francés ha sido remodelado y sus antiguas paredes recubiertas con madera y espejos ya es pasado y olvido.
En la calle Tte. Freire y Vera, han hecho estragos en la fachada de un domicilio con pintadas de orígenes extraños, como el paredón que conduce al Museo citado anteriormente, y allí desplazaron una serie de dibujos dedicados a los dinosaurios, y su prole, hechos con naturalidad para los niños que recorren el lugar. Y sin ir muy atrás, en el tiempo las tiras de televisión hacen apología a todo representación cultural foránea, desde las palabras en otro idioma, los fondos musicales, decoración de los espacios con palabras y fotos ajenas a lo nuestro, tanto así como colgar un mapa de allá lejos; y las prendas de los actores para dar más enfasí el dicho que tantas veces se escucha que:-” Lo de afuera es mejor”.
Con esos ejemplos el país se convierte en el hazme reír de quienes tienen puesto los ojos en: por ejemplo las Islas Malvinas. Las imágenes que se emitieron por televisión parecían haber sido filmadas por un experto en la época de la era de las cavernas. Tanta creatividad mezclada con barro y agua y no para edificar, tan solo para demostrar que el que puede, hace lo que quiere, aunque se trate de un establecimiento educativo, donde se deba implantar cultura, ya que la educación proviene del hogar, de su casa y su entorno.
Azucena Cerundolo