No es justo tener que recurrir a manifestaciones para que la VIOLENCIA DE GÉNERO llegue a su fin. Si me pregunto que es justo resulta inexplicable, no encuentro motivo alguno que me lleve a una sociedad adulta en donde reine la paz. Personas que dañan, lastiman, matan por atravesar un ataque de delirio sin medir las consecuencias del delito que cometen, más allá de que su estado de ira se los impida, los familiares no deben permanecer ajenos a semejante conducta dañina.
Sin dejar de lado a las mujeres que se arman de coraje acercándose a la autoridad pertinente en busca de ayuda como así también protección, sin ser escuchadas como se merecen, portando un certificado en la cartera, el que en nada les cambia sus vidas.
Estamos frente a nombres que ya no regresan a la vida, frente a quienes se atreven a hacer algo positivo por sí mismas y frente a quienes nos reunimos con la finalidad de que estos hechos reiterados de carácter monstruoso concluyan.
¿Quiénes escuchan, quiénes toman conciencia de tamaña gravedad? En esta ocasión no hablo del alza de los precios, menciono VIDAS. Con el propósito de que la frase “NI UNA MENOS” esté presente a diario, tomándose las medidas que sean necesarias para que se cumpla.
Mercedes Giangrande













