Por Mercedes Giangrande. Una más, una de las tantas que nos ha tocado vivir, en diferentes períodos de gobierno, nada es simple. Ni para nosotros que la padecemos, quizás tampoco para quienes inician una nueva etapa en donde seguramente han tomado por el mango un sartén hirviendo.
Metafóricamente hablando ese sartén hirviendo, por así llamarlo nos repercute a quienes formarnos parte de esta sociedad. La que se ha convertido en una pesadilla, completa de contratiempos lamentablemente reales.
Dado que la pesadilla la transitamos mientras intentamos descansar, ahora es evidente que se le ha sumado una paralela que tampoco nos permite vivir con tranquilidad. Aquí no solo me refiero a la inseguridad física que se encuentra a la orden del día, no perdiendo pisada.
Sino también a la inseguridad del día a día en donde no sabemos ya, cómo se desarrollarán nuestras actividades. Debido a que la vedette no pierde oportunidad como la palabra lo expresa de encontrarse en primer lugar. Sí señores: el DÓLAR a los que el Banco Central guiados por sus representantes, opera constantemente para detener desde algún lugar la suba del mismo.
No obstante se transforma en una carrera contra el reloj, dado que más allá de las diferentes operaciones de compra sobre la moneda tan valiosa, los resultados no se logran. Semana de gran actividad, como así también nerviosismo, no sólo para los integrantes del gobierno. Sino también para cada integrante de este país maravilloso, que debería desarrollarse con esplendor y no con dolor.