Por Mercedes Giangrande. Paros, paros y más paros… Es entendible que cada ciudadano debe cuidar su propio salario. A sabiendas que nuestra actividad favorece como tantas otras a la población. O como en este caso perjudica al resto. Como si fuese poco en esta ocasión perjudica a los niños, dado que los docentes se merecen ser bien remunerados, como así también los alumnos tener el derecho de estudiar. De no entenderse deberíamos releer los derechos del niño, los que gran parte de la sociedad en algún momento conocimos.

¿Cómo resolver este tema de tamaña magnitud? Ya que tanto los maestros como los alumnos requieren un lugar de importancia. Los educadores como todos nosotros deben mantener el hogar, mientras que las criaturas deben ser acreedores a una buena formación desde pequeños.
Es sabido que cuanto menor es el estudiante, con más posibilidades cuenta para asimilar la información que se le transmite. Ya hemos comentado que en la actualidad los alumnos de primaria como así también del nivel secundario poseen dificultades.
Problemática que se les presenta para asimilar materias como matemática y lengua. No logrando resolver problemas sencillos, ni alcanzar comprensión de textos. Dos puntos significativos que les resultarán útiles en el desarrollo de su formación.
Por lo tanto ¿cómo se llega a una solución? En donde los maestros se sientan recompensados y los alumnos no se encuentren paralizados por tal circunstancia salarial. Por el contrario que los chicos que son el futuro de nuestro país, quienes nos representarán, se encuentren capacitados para llevarlo a cabo dicho fenómeno.