Elegir una carrera profesional que cumpla con todas nuestras expectativas no resulta simple. Generalmente nos lleva un tiempo determinarlo aun así algunos estudiantes han iniciado carreras que han abandonado y afortunadamente iniciado otras de su agrado.
Dentro del temario nos encontramos con materias que nos resultan simples como así también otras no tanto. No obstante nos interesamos dedicándole todo nuestro tiempo hasta llegar con gran esfuerzo al día tan esperado de recibirnos.
Con la euforia unida a la seriedad de haber logrado el título comenzamos a pensar como desarrollaremos la nueva actividad, nos preguntamos cómo deseamos manejar este emprendimiento.
En la mayoría de los casos debemos tener una oficina o estudio, tal vez contar con el apoyo de otras personas interesadas en el tema, formar un grupo homogéneo, intercambiando ideas, presentando proyectos.
Comenzar a expandirnos para hacernos de un lugar en el medio que hemos elegido, demostrando en todo momento la seriedad con que se trabaja como así también la actitud. Nos encontramos a gusto, nos sentimos seguros de nuestro proceder.
Hasta que llega el día que tomamos la decisión que consideramos correcta para el caso que estamos llevando adelante, no resultando bien vista por la competencia. Logrando esta última dejarnos desmantelados sin posibilidad alguna de defendernos. Sin importarles que nuestro fallo es el correcto.
A partir de ese instante comenzamos a replantearnos cuál fue el error que cometimos y si es cierto que lo ejecutamos. No bajamos los brazos aunque nos despojan del lugar obtenido con gran sacrificio. A sabiendas de que nuestro proceder es el correcto.
Sin embargo pasado el tiempo de nostalgia, indignación, impotencia por habernos injuriado, llega a nuestros oídos la verdad: nuestra opinión fue la indicada.
Mercedes Giangrande













