Parece revivir las páginas de nuestros libros de historia, cada vez somos más las personas que nos congregamos en el punto de encuentro expresándonos con mayor entusiasmo. Venimos concurriendo a diferentes citas, no es una obligación por el contrario es nuestra conciencia que nos dice: ANDA.
Nos presentamos con banderas, pancartas, cacerolas, con aquello que esté a nuestro alcance y que a la vez nos identifique. El número de concurrentes aumenta en cada reunión no importando si hace calor, frío, llueve o truene.
Nuestro entusiasmo por mejorar la situación del país, la que seguramente formará parte de la historia no decae. La presencia es muy notoria, la intensión es cambiar la actualidad que vivimos, solicitamos respeto, seguridad, tener la posibilidad de comer, de estudiar, recibir el trato que nos corresponde como así también que nos merecemos.
Hablamos el mismo idioma de quienes están al frente del gobierno, no obstante no parece dado que no llegamos a un acuerdo. El tiempo transcurre, el respeto no llega es lo mínimo que podemos reclamar, la seguridad no se hace presente, comer o estudiar se han transformado en un lujo.
El transitar por las calles no nos da ninguna seguridad, las inundaciones no cesan; obras sociales, medicamentos, salarios, jubilaciones pertenecen a la biblioteca de los cuentos de hadas. La cajita feliz perdura, la corrupción subsiste, la pregunta que nos hacemos siempre: “hasta cuándo este desquicio?”
Quienes están al frente del poder ¿no lo observan? Aún así continuaremos con fuerza, capacidad, actitud, acudiendo a todo encuentro que seamos citados a través de las redes sociales. Los que seguramente continuarán hasta que la solución se haga visible.
Esta no es una noche de fiesta en la que debemos ocuparnos en qué no pondremos o cómo nos peinaremos, es mucho más que eso, es el hacernos escuchar.
Prioricemos las vidas que se fueron!! Con motivo de las inundaciones, asaltos, violaciones, atentados, las que todos sabemos que no regresarán.
Mercedes Giangrande