Por Ana Leguisamo Rameau. Las historias de murciélagos y vampiros resultan siempre atractivas para todos aquellos amantes del terror. Las alas de ese insecto tenebroso han cobrado aun más vida tras la leyenda del genial Bram Stoker, padre indiscutido del Conde Drácula. Largas páginas en prosa nos describen diferentes puntos de vista sobre este animal. Inclusive la Iglesia misma reafirma su teoría acerca del insecto. Para el catolicismo los murciélagos son seres excomulgados o aquellos expulsados del cristianismo. También son los malditos desertores o, en general, los que quiebran la gran variedad de tabúes del cristianismo. En la vieja Edad Media se consideraba a los vampiros como seres fallecidos, muertos en vida, o malditos espíritus que volvían para succionar la sangre del más débil y así poder sobrevivir. En la Europa del siglo XVIII, este temeroso sanguinario, fue bautizado de diferentes modos: Nosferatu, Oupieres, Brucolaques, Vroucolacas, Strigoiul y Vlokoslak. Sin embargo, hubo un término que fue el más adoptado por el público. Se trata de “vampir”, y el vocablo significa espectro.
El Nosferatu que todos conocemos no es más que un ser muerto que resucita a costa de los seres vivos de radiante sangre. Pronto, los donantes involuntarios se convierten en otros vampiros que se retroalimentan entre sí. El espectro se nutre y allí perpetúa su vida nocturna. Son cadáveres sedientos tales como El Conde
Drácula, Carmilla, Varney y Nosferatu, entre otros. Aquellos mismos que inmortalizaron Bram Stoker, Sheridan Le Fanu, James Rymer y F. W. Murnau. Su aspecto físico puede encontrar dos estereotipos. Son sumamente repulsivos, de uñas largas, extremadamente delgados, y huesos salientes, o (contrariamente a esta descripción), inmensamente atractivos, altos y de trajes negros con capas impecables. Muchas mujeres bellas, de piel sumamente frágil y blanca, caen en las redes del hombre seductor, que las encanta invitándolas a traspasar el portal de la noche. El cielo azul y los lobos son el escenario apropiado para deambular sin rumbo entre ataúdes, lápidas o mármoles gélidos. No obstante, los vampiros forman parte del mito popular universal y encuentra su atracción desde épocas remotas hasta nuestros días. El vampiro es un ser raro que, quizás, encuentra su explicación en el imaginario popular o en la metáfora diabólica de Satanàs. Es un ser que no duerme, que siempre permanece atento para pervertir las mentes sanas. Destruye la inocencia del que ya no lo logra la paz interior. La ristra de ajo, otro elemento metafórico, es el arma humana para detener el mal. Ahuyenta el espectro, lo persigue y actúa como fuente protectora en la pesadilla nocturna. La paz del poseído encuentra su fin cuando el vampiro es atravesado por una estaca, en lo posible derivada de madera de fresno. El perro negro con ojos blancos de ángeles también actúa como fuente de protección. Lo domina, lo amansa y hace que Nosferatu caiga vencido ante el bien del que luchó por la vida.
En la naturaleza, el murciélago es un mamífero que puede distinguirse entre varias especies, tales como Noctilionidae, Mormoopidae, Phyllostomidae, Vespertilionidae y Molossidae. Se divide en diferentes grupos, y ellos son: Los insectívoros, que se alimentan de insectos. Los frugívoros, que consumen frutas y semillas. Los polinívoros y melileicos, que viven del polen y miel de las flores. Los carnívoros que se nutren de peces y pequeños vertebrados. Y por último aquellos que sustentan su sed ingiriendo sangre. Quizás, más directamente de este grupo, es que nace la historia del mito vampìrico. La criatura nace a partir del mus caecus alatus hematòfago.
Los animales ni la cadena alimenticia de estos seres nada tienen que ver con las historias inventadas por los hombres. Los animales luchan por su supervivencia en un mundo inocente que desconoce fábulas, y están muy alejados de las incoherencias e intereses de los hombres. Los seres humanos luchan por propagar ficciones de historias del más allá.
Existe una eterna fascinación hacia lo desconocido porque la tentación encuentra su sed en el secreto oscuro de la noche. Las criaturas aparecen y desaparecen invitándonos a la fiesta pero debemos aprender a dominarlas pues, de este modo, ya no seremos seres vencidos por ninguna sombra o espectro.