Los graffitis guardan historias y secretos que, a veces, sólo quienes lo dibujan o escriben comprenden el verdadero sentido de sus colores. Allí, en los muros, frases de canciones, nombres de bandas de rock o punk, caras de chicas desaparecidas, como así también expresiones de protestas, manchan cual paleta las calles o lugares comunes de la ciudad.
Todo ello sucede en el Parque Ferroviario, uno de los pocos predios que ofrece su frente para el desahogo de los graffiteros. Sobre todo, cuando se avecina el fin de semana y las paredes quedan en manos de lo adolescentes artistas.
Por eso, en la Ciudad ya ha sido más que incorporado. De todos modos, el tags y el graffiti hip hop también se extendió al interior del país, Rosario, Córdoba y Mendoza. En el caso de Mendoza, tuvo mucha influencia el tags y el graffiti hip hop chileno.
En general, en Argentina, fue activa la vigilancia y la represión de las manifestaciones callejeras del graffiti en los espacios públicos. Aunque, en la actualidad, se haya convertido en una moda, no es suficiente para construir su propia identidad socio-cultural; debido a que no existe un sentido de pertenencia del espacio territorial, haciendo que la obra se torne efímera, por no constituirse valores estético-plásticos frente a la comunidad.
Para quienes deseen visitar el Parque Ferroviario, el mismo queda en Soler y Juan B. Justo, a tan sólo metros de Godoy Cruz.