El domingo de paseo por Palermo, tomábamos un café con Maru Sweeney y charlábamos acerca del papel de los abuelos en los niños y las familias, estas son algunas conclusiones de nuestra charla.
Unos son estrictos, otros muy consentidores. Unos son viejos, otros más jóvenes, pero todos, abuelos y abuelas, son fundamentales en el crecimiento emocional de nuestros hijos.
No existen sustitutos de los padres, pero lo que definitivamente se acerca más al amor por los hijos, son los abuelos.
La protección, el cariño que demuestran y el amor incondicional de los abuelos es incomparable. Sus historias son tesoros puestos en palabras que nos dan a las generaciones más jóvenes un sentido de identidad.
Para un niño, sus abuelos son la base de su historia personal. Todo ser humano tiene la curiosidad de conocer sus raíces, su historia, de dónde viene, y los abuelos representan esa parte de su pasado que forma parte de su vida.
No hay como los abuelos para ayudarnos a cuidar a los hijos. Que mejor que sangre de su sangre para encargarse de los pequeños cuando la madre y el padre no pueden hacerlo.
Los abuelos son magníficos compañeros de juego. Los niños a través del juego, aprenden a relacionarse, a convivir, a pensar, a respetar reglas, a esperar su turno (paciencia). El juego une, entretiene y divierte. Los niños encuentran en los abuelos los compañeros ideales por el tiempo que pueden dedicarle, la paciencia y sabiduría para enseñar y el cuidado que tendrán con los niños precisamente por el amor que les tienen.
Los abuelos son paternidad con experiencia. Gracias a los años de vivencias y experiencias personales, los abuelos nos aventajan en sabiduría, por lo que debemos aprovecharla y aprender de ellos.
Los abuelos son los mejores confidentes y consejeros. Los niños ven en ellos las personas con quienes pueden hablar de esos temas que, según los niños, sus padres no entenderían. Los abuelos, gracias a los años que han vivido y a su experiencia con sus propios hijos, saben ponerse «al nivel» de los niños y explicarles los temas de forma sencilla y entretenida. Y con los adolescentes, pueden hablar de temas que con sus padres se avergonzarían tratar, lo que da a los abuelos una importancia trascendente en la educación de nuestros hijos.
Los abuelos fomentan el sentido de identidad que toda persona en su infancia necesita para sentirse seguro en la vida. Esta identidad se refiere a saber quién soy, a quién me parezco y el lugar que ocupo en mi familia. Pero sobre todo, nos dan un sentido de pertenencia, pues saber que uno es parte de algo, ayuda a hacer sentir qué tan importante se es para los demás.
Aprender a valorar y respetar a los abuelos es el mejor inicio para lograr una convivencia familiar más plena, llena de generosidad, amistad y amor entre las personas que la conforman.
Patricia Núñez Vega