Tomando un cafecito por Palermo con Raquel Oberlander concidimos en el siguiente concepto:
“Los padres están para educar y los abuelos para malcriar.”
Porque en una época en que la crisis de valores es moneda corriente, en la que los chicos reciben todo tipo de estímulos inadecuados para su desarrollo a través de internet o la televisión y los padres tenemos jornadas laborales extensas que nos impiden compartir suficientes períodos de diálogo y acompañamiento, los abuelos, más allá de complacer los gustos de sus nietos, ocupan un rol fundamental en todas las familias.
Como dice Laura Gutman, los abuelos pueden ofrecer lo que tal vez no pudieron ofrecer a sus propios hijos: tiempo.
Y tienen muchísimo para aportar en la crianza de los niños. Porque la sabiduría y la tercera edad llegan juntas en un paquete llamado tiempo. A causa de la mala reputación de las arrugas y los cabellos blancos hemos desmerecido a las personas mayores. Pero ellos conocen el valor de la paciencia, el costo de las relaciones personales, el precio del perdón y lo que es importante en la vida. Brindan sostén, apoyo y generosidad, sin pedir nada a cambio.
Por eso queremos compartir una de las frases más hermosas que existen sobre el significado de ser abuelo/a. Y es que ser abuelos es lo que nos hace verdaderamente humanos. Porque el resto de los mamíferos cuidan a sus crías y se preocupan por su supervivencia.
Pero, ¿escucharon hablar alguna vez de una abuela vaca? ¿O una abuela coneja? La especie humana es la única capaz de mantener el vínculo a través de las generaciones. Celebrémoslo brindando a los abuelos el amor, respeto y lugar que merecen.
Patricia Núñez Vega