Que la reserva ecològica es un oasis, no es novedad pero, si en momentos de sumo estrès la visitamos, la magia se potencia hacia todos los sentidos. Hoy por hoy, quienes la vistan pueden percatarse que las reformas actuales han puesto al rìo en una dimensiòn espectacular donde el verde baja en barranca. La novedad es tambièn que han puesto bancos nuevos para disfrutar mejor del agua, entonces quien se sienta allì puede disfrutar de una muy buena tarde y en perspectiva como si estuviera en una platea.
Por otro lado, la nueva puesta de mesas y sillas le da un toque especial para aquellos que desean hacer un picnic. De ese modo, ya no se desciende al rìo directamente, como antes sucedìa. Ahora hay una escalera artificial de piedras y madera para que la gente baje y se ubique donde mejor lo desee. Tambièn se està resideñando una amplia planchada de arena al estilo de las mejores playas.
Sin embargo, y pese a la precauciones que indican no descender hacia el agua y no bañarse. muchos son los arriesgados e inconscientes que bajan y se bañan en el Rìo de la Plata.
El paisaje es muy distinto ahora. Las cortaderas se extienden a lo largo de gran parte de las 350 hectáreas de la Reserva, con sus plumerillos en alto; los sauces criollos y los alisos de río conforman sistemas de bosques; los ceibos crecen a la orilla del río, en compañía de totoras y juncos. Ya no hay calles, sino senderos que se extienden en distintas direcciones, abriéndose camino entre los distintos ambientes naturales de la Reserva.
Así, junto con 575 especies de plantas y 42 especies de hongos, se constituye la belleza agreste de la Reserva, continuando el paisaje característico de la rivera del Río de la Plata y albergando una gran variedad de vida animal.
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