Podemos decir que, cada iglesia guarda su encanto especial pero la Parroquia Santuario Nuestra Señora de los Dolores, es una belleza irrepetible e inusual de pura belleza arquitectónica.
Sumida en medio de la arboleta, se halla justo frente al Parque Centenario, y su cúpula cae al pie del sol.
Su historia da cuenta que, desde el año 1915, los padres Misioneros de los Sagrados Corazones, que habían llegado a la ciudad de Buenos Aires hacía escasos tres años, celebran la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores en la capilla del Colegio “Benito Nazar”, donde vivían y ejercían su ministerio sacerdotal. Entre los participantes en la fiesta, desde aquel primer año, estaba la señora María Luisa Cullen de Llobet, perteneciente a la Asociación de la “Conservación de la Fe”, quien ofrece generosamente su terreno de la calle Gaona –hoy Av. Díaz Vélez entre Otamendi y Campichuelo–, en el corazón geográfico de la ciudad capital, para construir una iglesia en honor de la Virgen Dolorosa; y, conociendo el deseo de los padres de exponer en la nueva iglesia una réplica de la estatua de “la Virgen de don Cayetano”, los autoriza a hacerla confeccionar a su cargo.
La estatua, encargada al escultor napolitano Gennaro Cerrone, llegó a Buenos Aires en octubre de 1918, y fue bendecida por Mons. Francisco Alberti, Obispo Auxiliar de Buenos Aires, y expuesta para la veneración de los fieles en la capilla del Colegio “Benito Nazar”, el 11 de abril de 1919. Desde aquel momento crece el número de los devotos de la Dolorosa y algunas damas de la alta sociedad bonaerense comienzan a recolectar fondos para ayudar en la construcción del nuevo templo.
El 2 de junio de 1923 la nueva capilla, en la esquina de Gaona y Campichuelo, es bendecida por el Nuncio Apostólico Mons. Giovanni Beda Cardinale; y al día siguiente, domingo 3, por la tarde, con una solemne procesión, es trasladada hasta ese lugar la imagen de la Virgen Dolorosa.
El 30 de octubre de 1932 Mons. Santiago L. Copello, Arzobispo de Buenos Aires, bendice y se coloca la primera piedra de la construcción del nuevo templo, el actual, que está dedicado a la Madre Dolorosa. El mismo, habilitado para el culto y bendecido después de casi diez años de trabajo, en octubre de 1942, tiene una admirable belleza, contando con veinte vitrales de líneas elegantes y de colores permanentes que representan los dolores de la Virgen, episodios de la infancia de Jesús e ilustraciones de los mandamientos; y una notable inmensidad, con sus tres naves, el amplio crucero y el bello presbiterio. En su interior se destaca claramente el camarín de la Dolorosa, en el que se venera su imagen, réplica de “la Virgen de don Cayetano”, y al que se accede por dos escaleras de mármol de color crema, para que la Madre reciba la visita de sus hijos, los mire con ojos de misericordia y acoja su oración de súplica o acción de gracias.
La iglesia parroquial es consagrada por el Card. Juan Carlos Aramburu el 15 de setiembre de 1973, y declarada Santuario Arquidiocesano de la Virgen de los Dolores por el Card. Jorge Mario Bergoglio s.j., en ese momento Arzobispo de Buenos Aires y hoy Papa Francisco, el 25 de diciembre de 2012. Fuente: Parroquia Nuestra Señora de los Dolores