Por qué no aceptar que se debe dar paso a quien desarrolle nuestra tarea, no importando si se está o no de acuerdo con sus ideales. Más aún cuando durante largo tiempo fue dueña del palacio. Admitir que hubo errores, que nada fue perfecto. Anunciar la bienvenida al cambio: el que se manifiesta a través de nuevas opiniones, las que pueden resultar favorables. No aferrarse a un recinto, sentirlo como propio, el cual sabía que en un tiempo determinado debía entregar, tan sólo no deseareconocerlo. Aceptar que fue una decisión de la mayoría de la sociedad.
Así como a ella le entregaron el mando junto con los atributos, los que recibió como propios creyendo que eran de por vida. Fue su momento: asumió contenta, orgullosa sabiendo que era el día tan esperado porsi misma de llegar alpoder.
Con todos los honores como así también en el lugar asignado la Casa Rosada, increíble que no admita que cuanto más obstruye el camino para el traspaso al nuevo presidente, deteriora su imagen de ser humano. Dado que siempre se consideró comprensiva sumándole creerse viable a la hora de mejorar la historia.
En esta ocasión se comporta como una niña caprichosa, haciendo planes para postularse nuevamente. Falta mucho para entonces, disfrutemos de esta nueva etapa, entiendo que nada es mágico, demandando de un período prudencial para que realmente el resultado sea exitoso.
No obstante que la señora presidente comprenda que el presidente que la reemplaza tiene iguales derechos como ella los obtuvo en su momento.
Mercedes Giangrande













