El 24 de septiembre de 1928, un grupo de taxistas que solía reunirse en un café ubicado en el barrio porteño de Floresta, comenzó a concretar una idea que esbozaba en sus charlas por esos días: llevar a varios pasajeros en un mismo vehículo e inaugurar -quizás sin saberlo- lo que hoy se conoce como el colectivo.