El estrés es una respuesta natural del organismo a situaciones puntuales que suponen una novedad. Según Sanitas es un desafío o incluso un trauma, cuando esta respuesta se mantiene de forma prolongada en el tiempo se llega a una situación clínica a la que se denomina estrés crónico y puede tener importantes consecuencias para la salud física y mental de quien lo sufre. Ejemplos de este tipo de estrés son el síndrome del trabajador quemado, la depresión de los parados de larga duración, el que se asocia a los problemas económicos familiares, etc.
Las causas del estrés crónico pueden ser numerosas, pero básicamente puede decirse que son aquellas situaciones no resueltas que se mantienen durante semanas, meses e incluso años sin tratar de buscar una solución al problema que lo genera.
Lo peor, es que si no se controla, el estrés se llega alcanzar un nivel de ansiedad patológico que ocasiona importantes trastornos en el organismo:
Aumento de la frecuencia cardiaca.
Hipertensión arterial.
Diabetes.
Obesidad.
Eczemas.
Problemas menstruales.
Alteraciones del sueño.
Estreñimiento.
Diarrea.
Dolores de cabeza.
Disfunciones sexuales.
Irritabilidad.
Cambios de humor.
Fatiga.
Sensación de debilidad.
Dificultad para respirar.
Problemas de memoria.
Cansancio.
Ataques de pánico.
Debilitamiento del sistema inmune y, por tanto, facilidad para contraer infecciones.
En definitiva, el estrés crónico produce un desgaste físico y emocional que puede llevar a sufrir enfermedades graves, tales como accidentes cardiovasculares, ictus, depresión e incluso cáncer, como evidencian recientes estudios realizados en Estados Unidos. En el caso de la depresión, la tendencia suicida o la violencia son dos posibilidades que pueden estar presentes si no se trata adecuadamente.
Al respecto, la Dra. Laura Maffei, explica: «El estrés está muy relacionado con la alimentación. Si notás una alteración en tu rutina diaria de alimentación, antojos fuera de lo común y deshidratación, es hora que tomes conciencia que podés estar sufriendo estrés crónico. Para combatirlo, te comparto unos tips para que retomes el control de tu alimentación y vayas camino a optimizar tu estrés.
Evitá los snacks con alto contenido de grasas, azúcares y sal. Optá, en su lugar, por frutas o cereales integrales.
Si sentís un “antojo” repentino, hidratate. La hidratación saciará tu “antojo” que, en la mayoría de los casos, es de snacks o alimentos no del todo saludables.
Bebé, al menos, 8 vasos de agua por día.
Realizá actividad física al menos dos veces por semana.»
En algunos casos, el realizar cambios en los hábitos de vida, como cuidar la alimentación, practicar ejercicio físico regularmente, dedicar tiempo al ocio y a salir con los amigos, buscar modos y momentos para la relajación o prácticas similares puede ser muy efectivo para superar el estrés crónico. Pero muchas otras el desgaste emocional y los síntomas iniciales de una depresión deben llevar a pensar en la conveniencia de buscar apoyo psicológico y someterse a terapia.

La Dra. Laura Maffei es especialista en Endocrinología Clínica y ha publicado y presentado numerosos trabajos en el país y en el mundo. Además, es docente adscripta en Endocrinología del Instituto Universitario de CEMIC y miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología (SAEM-Departamento de Psiconeuroendocrinología) y la Endocrine Society.
Actualmente está trabajando e investigando en profundidad sobre la reacción de ESTRÉS, y dirige Maffei Centro Médico, uno de los pocos lugares en Argentina donde se implementa la técnica de “Biofeedback” que permite hacer un diagnóstico del estrés, como cada persona reacciona al mismo, y poder, a partir de allí, desarrollar estrategias para optimizarlo. Fuente: Sanitas y Consejos de la Dra. Laura Maffei.